Los fundamentos de la Mariología en las Epístolas de San Pablo (Continuación):
II. Santificación de la "Segunda Eva"
Palabras clave:
Concepción Inmaculada, María, Nueva Eva, San Pablo, Corredentora, plenitud de graciaResumen
La doctrina paulina refuerza la concepción de María como la Nueva Eva, asociada al Nuevo Adán, y fundamenta su Concepción Inmaculada, inmunidad de pecado y plenitud de gracia. La hostilidad perpetua entre María y Satanás, anunciada en el Protoevangelio, se confirma en las epístolas de San Pablo, donde se destaca la oposición entre Cristo y el pecado. María, unida íntimamente a Cristo, queda exenta de toda mancha de pecado, incluso del fómite, y revestida del hombre nuevo en justicia y santidad. Su maternidad divina y espiritual, como Madre de la nueva humanidad en Cristo, se extiende a todos los fieles, quienes participan de su filiación adoptiva. Además, su papel como Corredentora se fundamenta en su asociación activa y subordinada a la obra redentora de Cristo, participando en su obediencia y sufrimientos. La plenitud de gracia de María, superior a la de todos los santos y ángeles, se deriva de su predestinación como Madre de Dios y Segunda Eva.
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