Doctrina mística del V.P. Luis de la Puente (3)

Resumen

El V. P. Luis de la Puente distingue dos modos de oración o contemplación: uno común y ordinario, que corresponde a la meditación discursiva, y otro extraordinario y singular, que se identifica con la contemplación infusa. Este último, descrito como "totalmente sobrenatural" y "singular", es infundido directamente por Dios, donde el alma actúa pasivamente, siendo "patiens divina". Según el autor, no todos los fieles ni siquiera todos los perfectos son llamados a este tipo de contemplación, sino solo aquellos especialmente elegidos por Dios, quienes han hallado gracia en sus ojos. Además, este don no puede ser adquirido por méritos humanos, aunque sí se puede disponer el alma para recibirlo mediante fervor y diligencia. En los grados supremos de contemplación, que incluyen fenómenos como éxtasis, raptos y uniones transformantes, el alma experimenta una unión íntima con Dios, pero estos estados no deben ser buscados, ya que su concesión depende exclusivamente de la voluntad divina. La contemplación ordinaria, en cambio, está al alcance de más almas y se basa en ejercicios activos como la meditación y la oración afectiva.