Marcada por la metáfora del puente, la Bioética ha estado trasladando elementos “vitales” de una parte a otra del mundo, uniendo varios polos, conectando realidades distintas y permitiendo a sus actores transitar en diferentes ámbitos y enriquecerse mutuamente. La Revista Iberoamericana de Bioética comienza su andadura –compuesta por un grupo de instituciones que promueven el estudio y la investigación en el área– para ampliar las posibilidades de intercambio y enriquecimiento de la Bioética. Así surge una nueva revista orientada regionalmente, pero insertada a nivel mundial, con su propia identidad, pero sin ser sectaria; abierta al diálogo, pero con perspectiva trasformadora. De esta manera, presentamos brevemente la Revista Latinoamericana de Bioética, su visión del área, sus metas y compromisos.
El diálogo, el entendimiento mutuo y la tolerancia siguen siendo elementos innovadores y actuales, indispensables en todas las propuestas con perfiles humanitarios, en todo programa que busca el bien del planeta, en cada reflexión ética hoy. Esta actitud de diálogo, en el pasado y en la actualidad, es construida a partir de una visión optimista del mundo –nos podemos enriquecer mutuamente– sin ocultar, negar, o camuflar la actual diversidad y el pluralismo. Podemos decir que este ha sido el principal camino que la Bioética ha recorrido en casi medio siglo desde el libro «Bioética, puente hacia el futuro» de Potter y esta es la senda que también la Revista Iberoamericana de Bioética desea perseguir.
El diálogo puede ser una poderosa herramienta para la construcción de la paz o un cruel disfraz para mantener situaciones de injusticia y discriminación. En bioética, asumir una actitud verdaderamente dialogante significa, para nosotros, tener varias actitudes: desear hablar sin ocultar nuestra realidad e identidad; desear oír, consciente de que no somos capaces de entendernos plenamente; estar dispuesto a cambiar para establecer un área de consenso, como resultado del diálogo; mantener permanentemente el diálogo pues puede ocurrir que el consenso no sea posible, al menos de inmediato. El diálogo no busca anular o someter a la otra parte, no trabaja con la perspectiva de que haya ganadores y perdedores, desea continuar el diálogo, incluso con la posibilidad de que efectivamente no genere los frutos deseados. En bioética, el diálogo es una actitud que nace de una convicción que ha marcado el área: la realidad puede entenderse mejor si se ilumina por diferentes visiones del mundo, diferentes conocimientos y experiencias. En nuestro caso, esto significa: no alinearnos a una escuela particular de bioética; no someterse a argumentos de autoridad de ningún tipo; no censurar a priori ningún autor o perspectiva; no excluir ciertos temas en el horizonte de nuestros estudios. Por supuesto, el diálogo nos impone límites: no aceptar propuestas que alimentan la intolerancia, falta de respeto al diferente, que violan los derechos humanos y el medio ambiente.
Cuando decimos que el diálogo puede ser un cruel disfraz para mantener situaciones de injusticia y discriminación, estamos señalando que hay grupos y tendencias hegemónicas que cuentan con una propuesta dialogante, ya que no será el diálogo una amenaza para su hegemonía. En el ámbito de la bioética es necesario acoger todos los grupos y tendencias que argumentan a favor de sus ideas, sus opiniones y su riqueza y mantener la crítica de los que cuestionan otras perspectivas. Específicamente urge reconocer la legitimidad de la investigación en materia de género; la defensa de las tradiciones religiosas, así como las tendencias agnósticas y ateas; vivir con pluralismo político. Esto lleva a la bioética a una propuesta transformadora que se enmarca claramente en la defensa de los derechos humanos definidos por los organismos internacionales, por la superación de situaciones de injusticia y por la búsqueda de nuevas referencias que promuevan un amplio acceso a servicios de salud para cada persona, especialmente los más vulnerables y la búsqueda de una sostenibilidad social y ambiental.
La bioética aborda los fenómenos relacionados con la vida que requieren una valoración moral con un método interdisciplinar, con una perspectiva pluralista y con una vocación transformadora. Esta percepción de la bioética integra los principales elementos que están presentes en los diversos conceptos de la Bioética: vida, valoración, interdisciplinariedad, pluralismo, dimensión política. Los elementos son complejos y pueden ser entendidos de diferentes maneras: Vida - puede ser vida biológica humana, la vida biográfica o vida en general, incluyendo todos los seres vivos y los ecosistemas del planeta; Valoración - puede hacerse en el marco de la ley, la moral, la ética o la deontología; Interdisciplinariedad - puede ser más o menos restringidas las esferas tenidas en cuenta; Dimensión política -también incluye un amplio espectro de ubicaciones. Sin duda si algunos de estos elementos se excluyen de la bioética, esta bioética estaría descaracterizada.
Podremos hablar de la bioética en singular, para comprender que estos elementos fundamentales están presentes ampliamente en todos los que se dedicaron a esta área del conocimiento. Por otro lado, podemos afirmar y señalar que la diversidad interna de la Bioética está construida exactamente por los diversos énfasis que se dan a cada uno de estos elementos. Cada escuela de Bioética inicia su apuesta por uno de estos elementos, hace hincapié en uno u otro aspecto, relegando otros a un segundo plano.
No queremos aquí describir las distintas escuelas de Bioética desde una perspectiva simplificada y reduccionista, sino simplemente destacar algunos elementos del debate actual. Es ampliamente conocido el énfasis de la ética biomédica en la escuela principialista, el énfasis de la escuela personalista en la integridad biológica de la vida humana, el subrayado de los aspectos políticos de la bioética en América Latina, la valoración del entorno en la bioética global y así sucesivamente. Entendemos que cada uno de estos énfasis positivos mejoran la investigación en ciertos temas de la bioética. Así se presentan innumerables artículos de Bioética clínica planteados desde el principialismo, amplios estudios personalistas relacionados con el principio y fin de la vida, un gran número de estudios relacionados con el acceso a la salud en América Latina o un considerable número de estudios de ética ambiental que buscan rescatar la perspectiva potteriana.
De esta manera, la defensa de una Bioética dialogante y la percepción de su diversidad interna, hace que emerja una comprensión más realista de la Bioética: cada aspecto de la realidad estudiada, en la amplitud de sus temas y posibilidades requiere una fundamentación teórica particular, que puede lograrse más fácilmente si el investigador y el estudiante de la bioética sigue estando abierto a diferentes perspectivas y escuelas.
Esta nueva revista de Bioética nace marcada por la propuesta de una alianza entre varias instituciones ubicadas principalmente en el espacio Iberoamericano. Los elementos definitorios de este ‘espacio’ que incluye la Península Ibérica y América Latina pasan sin lugar a dudas por el pasado, el hecho histórico de España y Portugal han ocupado la mayor parte de los territorios de la actual América Latina, y por el presente, el mantenimiento de los idiomas ‘latinos’, y rasgos religiosos y culturales comunes. Geográficamente dispersos, pero históricamente y culturalmente cercanos, este espacio cultural y lingüístico representa casi 10% de la población del planeta.
Si es innegable la identidad y la unidad de este espacio Iberoamericano, sin duda es también un hecho claro su diversidad y riqueza, ya que los diferentes países que conforman esta área del planeta, además de sus respectivas identidades nacionales, son hogar de una gran diversidad económica, étnica, cultural y religiosa. Este espacio alberga históricamente personas de diversos orígenes por los procesos migratorios de los últimos siglos, que han traído su riqueza y experiencia, pero también encontramos pueblos indígenas que desde tiempos inmemoriales cultivan lenguas y tradiciones locales al margen de la influencia latina.
Históricamente este área fue forjada por la violencia de la colonización, por la relación de explotación de las naciones metrópolis y colonias, cuyo pasado no puede ser ignorado o encubierto. Los países ibéricos aún conservan rastros de este pasado de metrópolis y los países de América Latina llevan todavía las viejas marcas de la esclavitud de los pueblos indígenas y de los extranjeros de origen africano. Las fuerzas hegemónicas mundiales recientes reescriben estas relaciones de dominación, sometimiento y explotación de modo bastante complejo, pero no menos cruel.
Es buscando una más aguda conciencia de nuestra realidad iberoamericana –su unidad, su complejidad, su historia y características– que queremos proponer esta nueva revista de Bioética. Somos conscientes de que será una bioética regionalmente vacacionada, no sectaria y no aislada de la bioética de otros espacios. En fin, nuestro deseo es que esta revista sea una publicación al servicio y abierta a todos los investigadores de Bioética, a todas las universidades, hospitales y centros de salud, a todos los profesionales y políticos. Queremos y deseamos realizar este camino también con otras revistas de bioética que existen en iberoamerica acogiendo sus aportaciones y reflexiones.