@article{González_1993, title={Dios y la realidad del mal desde el pensamiento de Zubiri}, volume={68}, url={https://revistas.comillas.edu/index.php/estudioseclesiasticos/article/view/15200}, abstractNote={<p>El autor realiza un primer recorrido de la pregunta del mal en la filosofía de la Naturaleza griega al nihilismo deteniéndose en Hegel para aterrizar en la fenomenología. Para Hegel la historia entera del universo consiste últimamente en actualización de lo que, de modo virtual, ya está contenido al principio de los tiempos. Al final de este proceso el mal habrá desaparecido, lo que muestra que éste no pertenece formalmente a la perfección de la realidad en acto, que es en sí misma buena, sino que consiste más bien en una imperfección de lo que aún se halla en estado potencial. El mal sigue siendo, como para los griegos, pura negatividad. Pero esta negatividad es ahora una exigencia lógica de aquello que constituye la sustancia del mundo. La teodicea es ontodicea. <br>Zubiri encuentra una alternativa sistemática a Hegel en la fenomenología, aunque irá más allá situando el punto de partida radical en la “aprehensión primordial de realidad”. Una cosa es averiguar qué es el mal en el campo de realidad, en respectividad a la vida humana, sus juicios y decisiones, y otra cosa es preguntarse qué es el mal como momento del mundo. Es la pregunta por la esencia última del mal, la cual, desde el punto de vista intelectivo, no es competencia del logos, sino de la razón. El mal es para Zubiri también condición de las cosas para aquella sustantividad que se enfrenta tanto a las cosas como a sí misma como realidad.<br>Zubiri ha referido el problema del mal a sus dimensiones morales y prácticas constitutivas, de modo que el mal nunca queda legitimado como un ingrediente metafísico de lo real, pues la posibilidad del mal no equivale a su realidad efectiva. El mal, tanto en el caso del maleficio como de la malicia, malignidad y maldad constituyen un desafío para la acción humana.<br>Aunque pudiera parecer que Zubiri considera lo dicho hasta este punto como un tratamiento puramente metafísico, lo cierto es que contiene ya muchos elementos teológicos, aunque no sean específicamente cristianos: piénsese solamente en la idea de creación y en la tesis de la existencia de un Creador bueno. Lo que sucede es que la filosofía puede ayudar a eliminar muchos presupuestos inveterados y a enfocar radical y originalmente muchas cuestiones. El problema del mal, si se quiere abordar de un modo teológicamente completo, ha de ser al menos tratado desde la soteriología y desde la escatología.</p>}, number={266}, journal={Estudios Eclesiásticos. Revista de investigación e información teológica y canónica}, author={González, Antonio}, year={1993}, month={sep.}, pages={273–315} }