Moral teológica de hoy y de mañana

Abstract

El autor se centra en el estudio de seis tareas de la teología moral (creyente, en situación, comunitaria, razonable, personal, reconciliadora) y un epílogo.

El Evangelio orienta e ilumina la moral más que afirmar que de él se obtienen soluciones y respuestas “prefabricadas”. El contexto en el que se lee y estudia el Evangelio influye en la teología moral. Para el autor, se ha pasado de no manejar la Biblia, o utilizarla de un modo forzado, a citarla más y mejor, buscando en ella luz para enfocar los problemas morales e insistiendo más en invitaciones y aspiraciones que en meras obligaciones y deberes. Habrá que ir más allá de lo que Jesús nos ha dicho que hagamos; habrá que aspirar a que lo que Jesús ha hecho por nosotros y entre nosotros provoque la respuesta que nos lleve a actuar moralmente.

El contexto cultural cambiante, el hecho de la secularización (especialmente en Occidente), lleva a plantearse la pregunta de cómo elaborar una moralidad que capacite a los creyentes en un contexto no cristiano. Asimismo, la moral cristiana deber ser ayudada por la comunidad, la de los creyentes, y la de la sociedad en su conjunto. la ayuda mutua dentro de la comunidad es un elemento importante del discernimiento moral que necesita ser redescubierto actualmente. Dos son los pilares que nos ayudan en la búsqueda de valores en una sociedad plural: el intento de reflexión razonable con argumentos válidos y el intercambio y aportación mutua independientemente de las diversas tradiciones culturales y religiosas.

El estudio afirma que una de las principales tareas en la teología moral de hoy y de mañana será la educación de los cristianos para tomar decisiones responsablemente de acuerdo con su conciencia: una conciencia adulta, informada por valores, criterios y estilos de actuar según la pauta de Jesús.

La moral no puede obviar el problema del mal y el pecado, aunque éste no sea su centro. La profundización en la antropología de la culpabilidad y en la ambigüedad de las realizaciones históricas de lo humano han facilitado en la segunda mitad de este siglo la reflexión teológica sobre el mal.