El fracaso de las políticas occidentales hacia las estrategias de proyección de poder y resistencia de Irán

Resumen

Hoy en día, la República Islámica ha alcanzado la edad de la razón tras cuarenta y tres años en el poder. Sus dos pilares de existencia son el nacionalismo —reforzado por su exclusión de la escena internacional— y la religión —como mecanismo ideológico de resistencia para evolucionar y, sobre todo, para perdurar en el tiempo—. Esta inconsciencia nacionalista y la apropiación de su destino en una lógica de creencia religiosa son el resultado inesperado de las múltiples políticas ofensivas de Occidente, como el embargo económico, la presión máxima, el sabotaje y los asesinatos de personalidades iraníes con el objetivo de poner fin a su programa nuclear y aniquilar sus insospechadas ambiciones de expansión en Oriente Medio y la región del Golfo Pérsico. Parece que estas políticas occidentales, y más concretamente estadounidenses, han tenido el efecto contrario y no han hecho más que acelerar el ascenso de los principalistas al mando. Actualmente, esta política de línea dura entre conservadores y ultraconservadores está más implicada en la lógica de la política de seguridad y defensa exterior para reforzar las capacidades económicas, militares y estratégicas del “eje de la resistencia”, y en una nueva política interior denominada “economía de la resistencia” (proyecto político-religioso para contrarrestar las sanciones económicas, como alternativa para la supervivencia de la República Islámica manteniendo su independencia de Occidente). Este último se basa en la lógica de autodefensa que pretende lograr la autosuficiencia económica para contrarrestar al enemigo exterior, y adopta una política interna que puede ampliar su base partidista popular. Esto ayudaría a mantener los objetivos del imanato y, sobre todo, mantener a Irán independiente de Occidente.