Las Conferencias Episcopales y la fuerza del Espíritu

Abstract

Una de las novedades del Concilio Vaticano II en relación con la estructura de la Iglesia es la doctrina de la «Colegialidad». La autoridad suprema de la Iglesia no sería simplemente el Obispo de Roma, sucesor de Pedro, sino todo el Colegio Episcopal (el episcopado mundial, con el Papa y bajo el Papa). Para dar una expresión concreta, se instituyen el Sínodo de los obispos y las Conferencias Episcopales. Pero no pocas voces dentro de la Iglesia han hecho notar que ambas instituciones, encuadradas en una legislación restrictiva, son poco operativas. El posible dinamismo inicial ha quedado frenado por las cautelas de la legislación posterior. El autor, especialista en Derecho Canónico, cuestiona algunas prácticas actuales y apunta nuevos caminos.