Historia de una fidelidad adulta

150 años de Civiltà Cattolica

Abstract

EN 1946, cuando el viento de la Restauración y el laicismo sacudían Italia y ponían en vilo al Vaticano, los jesuitas discutían cómo afrontar la situación. Mientras que unos proponían lanzar una «hoja diaria» (un periódico) que llegara a las masas y reavivara las convicciones cristianas, otros se inclinaban por una revista científica de alto calado. Con respecto a la posible revista, las opiniones de los jesuitas volvían a dividirse entre permanecer a nivel teológico-filosófico, o remangarse para bajar a la plaza pública y ocuparse de los temas candentes, incluidos los políticos. La urgencia del momento pedía a gritos, decían sus partidarios, dejar la serenidad de las ideas y mancharse las manos con el barro de las calles. Pero la mención de temas políticos daba escalofríos al padre Juan E. Roothaan, Superior General de los jesuitas, que aún estaba empeñado en restañar las heridas de la supresión de la Compañía de Jesús (1773), causada en parte por acusaciones de injerencia política. El clima de Italia era tan borrascoso que el Papa tuvo que ausentarse de Roma, y el mismo Padre General se vio obligado a trasladarse a Marsella. Roothaan sabía que toda prudencia era poca para no hipotecar el futuro apostólico de la Compañía de Jesús. Por eso se oponía al proyecto de una revista que suscitara —otra vez— la ira de los partidos políticos.