La Política de educación y formación de calidad como amortiguadora de crisis económicas

Resumen

En la actualidad, pocos dudan del carácter social que tiene el derecho a la educación y de la necesidad de que este Derecho Fundamental se cumpla a nivel global de la mejor forma posible; es más, desde el punto de vista económico, no se crea ninguna controversia respecto al papel que tiene la educación y la formación en el crecimiento y desarrollo económico de los países. Pese a esto, cuando llegan momentos de crisis económicas, existe una cierta tendencia a descuidar la política de educación y formación sin darse cuenta que ésta es un amortiguador automático para evitar los efectos negativos que se generan con estas crisis En el presente artículo se analizará cómo ha ido evolucionando la Política de educación y formación desde una Política Social, con una visión destinada al cumplimiento de un Derecho Fundamental, hasta una visión económica en la que la educación y la formación, junto con la posible investigación, desarrollo e innovación, son instrumentos fundamentales para el crecimiento y desarrollo económico. Además, se expondrá en qué medida la educación y formación han ido cobrando importancia dentro del ámbito económico. Para analizar esta evolución se comprobará la evolución que ha tenido en la Unión Europea la política de educación y formación, ya que es uno de los entornos en los que más claramente se observa cómo esta política ha pasado de ser un instrumento complementario para lograr algunos objetivos económicos, a considerarse uno de los pilares fundamentales en la nueva Estrategia europea. Por último, para afianzar la importancia que tiene esta política, se destaca un aspecto poco considerado en relación con la educación y formación: es amortiguadora de crisis económicas. Esta función no se suele tener en cuenta cuando se habla de políticas anticrisis de corto plazo; sin embargo, es fundamental considerarla ya que puede evitar muchos de los efectos socioeconómicos negativos que se producen en situaciones. Este carácter amortiguador dota a la Política de educación y formación, especialmente la de calidad, de un nuevo papel dentro de las Políticas Socioeconómicas que se aplican tradicionalmente en los países y exige una reconsideración del lugar que la misma ocupa dentro de éstas.