Migraciones | nº 56 [2022] [ISSN 2341-0833]
DOI: https://doi.org/10.14422/mig.2022.017
Una aproximación a los juegos de azar en adolescentes y jóvenes que migran solos

An Approach to Gambling in Adolescents and Young People Who Migrate Alone
Autores
Karmele Mendoza Pérez
Universidad de Extremadura
E-mail: karmelemp@unex.es

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7203-2672

M.ª Adoración Martínez Aranda
Universidad de Extremadura
E-mail: adoracion@unex.es

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1713-6516

Resumen

Los juegos de azar se están volviendo muy populares entre los jóvenes. Sin embargo, no hay ningún estudio que se centre en explorar el juego en los menores y jóvenes que migran solos. Aquí ofrecemos un estudio preliminar sobre la relación de esta población con el juego. Se ha realizado una investigación basada en un grupo focal y entrevistas en profundidad realizadas tanto a jóvenes, como a educadores de centros de menores y profesionales que trabajan con ellos en Bizkaia. Los datos obtenidos permiten plantear, en primer lugar, cómo el juego y los establecimientos de juego complementan el ocio de estos jóvenes. En segundo lugar, el papel de la familia de origen como elemento presente y ambivalente en la relación de estos jóvenes con el juego. Y, por último, la alerta de los expertos sobre los efectos derivados del juego problemático, y las dificultades en la intervención con este perfil de población.

Gambling is becoming very popular with young people. However, there is no study that focuses on exploring play in minors and young people who migrate alone. Here we offer a preliminary study on the relationship of this population with gambling. An investigation has been carried out based on a focus group and in-depth interviews carried out both with young people, as well as with educators from centers for minors and professionals who work with them in Bizkaia. The data obtained allow us to propose, in the first place, how gambling and gambling establishments complement the leisure of these young people. Second, the role of the family of origin as a present and ambivalent element in the relationship of these young people with the game. And finally, the experts' alert about the effects derived from problematic gambling, and the difficulties in intervention with this population profile.

Key words

Adolescentes; adultos jóvenes; juegos de azar y apuestas; migración; menores extranjeros no acompañados

Young adult adolescents; gambling and betting; migration; unaccompanied foreign minors

Fechas
Recibido: 13/09/2021. Aceptado: 03/05/2022

1. Introducción

España se reconoce como un país jugador que ha normalizado, llegando a formar parte de nuestra cultura, ciertos juegos como la lotería de Navidad, los bingos, sorteos de la ONCE, etc. (Megías, 2020). Sin embargo, cuando el juego se torna problemático da lugar al juego patológico y a lo que la quinta edición del Manual de Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V) denomina trastorno por juego (gambling disorder). Este manual considera el trastorno por juego una adicción comportamental: la persona se vuelve adicta a un comportamiento, en vez de a una sustancia, y es incapaz de acabar con dicho comportamiento, aunque le produzca consecuencias negativas (Cía, 2013).

Aunque la práctica del juego no siempre desemboca en un trastorno por juego, crece la preocupación por entender cómo los y las más jóvenes se están aproximando al mismo (Megías, 2020; Mendoza Pérez et al., 2021; Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2021). La rápida expansión de las oportunidades de juego legal, la publicidad al respecto y la aparición de nuevas formas de juego está haciendo que el perfil de usuarios esté cambiando (Estévez, 2013; Lloret y Cabrera, 2019; Megías, 2020). Como resultado, varios estudios, en el país y en el extranjero, muestran que el juego se está convirtiendo en una actividad cada vez más popular entre los adolescentes y los adultos jóvenes (Adebisi et al., 2021; García et al., 2016; Kuss y Griffiths, 2012; Molinaro et al., 2014; Muñoz-Molina, 2008). Esto ha supuesto un aumento de los problemas de juego entre los adolescentes y jóvenes (Calado et al., 2017; Jiménez-Murcia et al., 2010; Lamas et al., 2018).

Sin embargo, los adolescentes que se acercan al juego, al igual que los adultos, son un grupo heterogéneo. Por ello, investigadores de distintos países están haciendo el esfuerzo de desgranar dicha heterogeneidad estudiando, entre otros perfiles, el juego y los problemas con el juego, entre los grupos étnicos minoritarios y las personas migrantes (Bramley et al., 2020; Crentsil, 2014; Momper et al., 2009 Petry et al., 2003; Clarke et al., 2007). No obstante, aún es escasa la investigación realizada respecto a la relación entre personas migrantes y juego. En España, esta ausencia de literatura al respecto es aún más palpable si nos centramos en la población adolescente y joven que migra sola y que está o ha estado institucionalizada en centros de menores. En relación con esta población, no hay ningún estudio al respecto. Sin embargo, algunas investigaciones y profesionales del tercer sector están alertando de estas “prácticas invisibles” y el impacto en las trayectorias vitales de estos jóvenes (Mendoza Pérez, 2017). Buscando superar esta limitación, se ha realizado una investigación de carácter cualitativo con adolescentes y jóvenes migrantes que están o han estado institucionalizados en la provincia de Bizkaia (País Vasco) entre 2019 y 2020. Los objetivos de esta investigación son:

  1. Entender qué factores hacen atractivo el juego para una población que culturalmente lo considera haram (lo prohibido, lo sagrado)1.

  2. Comprender qué factores propios de los proyectos migratorios de estos jóvenes actúan como factores de riesgo ante el juego.

  3. Aproximarnos a las dificultades que los y las profesionales encuentran para la prevención e intervención sobre los juegos de azar con esta población.

Consideramos que estudiar cómo se aproximan al juego y surgen los problemas de juego en esta población es de vital importancia, ya que componen un grupo de triple riesgo no solo por su edad (Chóliz y Lamas, 2017), sino también por su condición de iniciar un proceso migratorio solos y ser institucionalizados en servicios residenciales hasta cumplir la mayoría de edad.

2. Marco teórico

Los procesos de socialización con los iguales y la familia son de gran relevancia en la vida de los adolescentes y jóvenes, constituyendo una gran parte de sus actividades diarias en diversos contextos. Como destacábamos en la introducción, hay estudios que apuntan cómo los juegos de azar se están abriendo paso entre las prácticas de ocio y la cultura juvenil; sin embargo, no hay estudios que describan cómo están sucediendo estos procesos entre los adolescentes y jóvenes que migran solos. Para aproximarnos a la realidad de esta población hemos dividido el marco teórico en dos secciones diferenciadas. En la primera sección, situaremos a estos jóvenes dentro del contexto global y móvil. En una segunda sección, recogeremos de forma resumida, los principales hallazgos de los escasos estudios internacionales que han estudiado los problemas de juego en la población migrantes, destacando aquellos que se han realizado con población adolescente y joven. Por último, presentamos brevemente el sistema protección de la infancia y la adolescencia que acoge a estos jóvenes en Bizkaia.

Los procesos migratorios forman parte ineludible de la actualidad que vivimos. Los múltiples factores y dinámicas en torno a ellos incluyen la presencia y protagonismo de niños/as y adolescentes (Eurostat, 2016). En el ámbito europeo, los flujos migratorios de menores han representado una pequeña fracción, aunque desigual en función del contexto (Gimeno Monterde, 2013; Senovilla, 2007). La literatura especializada en esta migración ha prestado poco interés en describir y entender cómo estos adolescentes y jóvenes se socializan en un mundo cada vez más móvil (Vacchiano, 2014) y líquido (Bauman, 2013). En este trabajo consideramos que la condición de migrante hace a las personas estar inmersas en procesos de desplazamiento atravesados por dimensiones temporales y espaciales complejas y dinámicas (Veale y Donà, 2014).

Por lo tanto, para entender cómo los adolescentes y jóvenes que migran solos se acercan al juego, hay que entender la intersección entre la adolescencia, la migración, la globalización y las movilidades (Mendoza Pérez, 2017; Gimeno Monterde y Mendoza Pérez, 2018; Gimeno Monterde, 2014; Vacchiano, 2014; Veale y Donà, 2014). Así, no podemos entender los juegos de azar en esta población sin tener en cuenta su posición simultánea de jóvenes y migrantes, produciendo formas complejas de identidades híbridas que mezclan el aquí y el allí, a la par que están conectados a la cultura juvenil global (Mendoza Pérez, 2017; Veale y Donà, 2014).

2.1. Los juegos de azar en la población migrante

La escasa literatura internacional al respecto ha demostrado que la condición de migrante, por distintos motivos, aumenta la probabilidad de desarrollar problemas de juego (Ellenbogen et al., 2007; Marshall et al., 2009; Petry et al., 2003). Partiendo de la consideración de que la condición migrante es una categoría que incluye múltiples variables como género, edad, contexto de origen, condición socioeconómica, situación familiar, etc.; estas habrán de tenerse en cuenta en la emergencia de los posibles problemas de juego.

En primer lugar, se considera que las personas migrantes pueden ser sensibles a tener problemas con el juego por haber migrado de una zona donde el acceso al juego era difícil, por estar restringido o prohibido, a un país, como España, con un entorno de juego más permisivo y normalizado (Kenyon et al., 2016; Wardle et al., 2016).

En segundo lugar, se ha descrito que, igual que para el grupo poblacional de adolescentes y jóvenes, para las personas migrantes el juego puede resultar atractivo debido a las restringidas y escasas alternativas de ocio que encuentran (Megías, 2020; Wardle et al., 2016). Así, como por ser considerado una opción de entretenimiento barata y asequible para su condición económica (Kenyon et al., 2016).

En tercer lugar, la literatura apunta que los adolescentes y jóvenes migrantes se enfrentan al estrés resultante del proceso de migración —distanciamiento de la familia, amigos, costumbres, entorno junto a la necesidad de adaptarse a un nuevo contexto cultural—, haciendo a estos jóvenes más proclives a desarrollar distintas conductas de riesgo (Cristini et al., 2015; Guarnaccia y López, 1998). Además, se enfrentan con frecuencia y en distintos contextos a distintos tipos de discriminación, pudiendo esto afectar negativamente al funcionamiento psicológico de estos jóvenes (Pascoe y Smart Richman, 2009).

En cuarto lugar, las características sociodemográficas de la familia también pueden tener un impacto en el juego de los adolescentes migrantes (Canale et al., 2017). Por un lado, la literatura destaca que la combinación de distintos factores financieros, laborales y sociales desencadenados por el proyecto migratorio favorecerán el conflicto y el estrés intergeneracional en las familias migrantes (Guarnaccia y López, 1998). Por otro lado, también se revela la relación de las características sociodemográficas de la familia con los problemas de juegos en los adolescentes migrantes. Así, aquellos jóvenes que percibían su situación económica familiar como baja, eran significativamente más propensos a desarrollar distintas conductas de riesgo frente a los que cuentan con una situación económica familiar más desahogada (Canale et al., 2017). Ellenbogen y otros (2007) en una muestra de 1265 estudiantes de entre 12-18 que se dividió en tres grupos lingüísticos: anglófono (inglés), francófono (francés) y alófono (otros), mostró que los alófonos, jóvenes de diferentes orígenes culturales, corren mayor riesgo de desarrollar problemas de ludopatía. Y lo que es más importante, los resultados del estudio sugieren que los grupos minoritarios pueden estar en mayor riesgo por razones que van más allá de la pobreza y otras desventajas, por lo que estas necesitan ser específicamente identificadas.

Por último, nos gustaría destacar qué sucede con la población migrante una vez que ha desarrollado problemas de juego y necesita ayuda especializada. Marshall y otros (2009) en un estudio realizado con la comunidad de refugiados camboyanos en los Estados Unidos, observaron la amplitud de la exposición al trauma como predictores significativos de los trastornos del juego. Además, destacan que a pesar de la multiplicidad de problemas de salud mental a los que se enfrentaba esta existían pocos recursos de prevención y tratamiento adecuados para esta población. En otro estudio, Petry y otros (2003) estudiaron la prevalencia de juego en refugiados del sudeste asiático, Laos, Camboya y Vietnam, en los Estados Unidos. De los 96 participantes, más de la mitad de los encuestados había jugado en las dos semanas anteriores a la entrevista, y el 42% había apostado más de 500 dólares en los dos meses anteriores. Las conclusiones principales del estudio señalaban que, además de ser necesaria una mayor investigación del contexto social, ambiental y cultural del juego entre los refugiados del sudeste asiático, se necesitaban estrategias de prevención e intervención con sensibilidad étnica, para abordar convenientemente las tasas extraordinariamente altas de problemas de juego en esta población. Los hallazgos de una revisión sistemática en 2019 sobre estudios acerca de la relación entre migración y juego destacan que las personas migrantes, una vez han desarrollado problemas con el juego, tienen mayores dificultades para la búsqueda de ayuda por el miedo, la vergüenza y el estigma que supone en muchas culturas asumir que se tienen problemas con el juego (Wardle et al., 2019). Cuando las personas migrantes buscan ayuda, tienden a apoyarse más en familiares que en profesionales. Esta demora en la búsqueda de ayuda o de la ayuda correcta, puede acelerar los daños relacionados con el juego (Wardle et al., 2019). Esta revisión, al igual que los trabajos de Marshall y otros (2009) y Petry y otros (2003), también destaca la aparente falta de servicios y profesionales que entienda y tengan en cuenta a la hora de intervenir, las creencias culturales, rituales, costumbres o tradiciones (Wardle et al., 2019).

2.2. Los adolescentes y jóvenes sin referentes familiares en Bizkaia

Es difícil acceder a cifras oficiales actualizadas sobre los niños y las niñas que llegan a España sin referentes familiares (Jiménez, 2015; Perazzo y Zuppiroli, 2018). Los últimos datos publicados por el Registro de Menores Extranjeros No Acompañados, a 31 de diciembre 2019, revelaban que hay un total de 12 417 menores bajo la tutela o acogimiento de los servicios de protección, siendo 11 329 niños y 1088 niñas.

En Bizkaia (País Vasco), a fecha 28 de noviembre de 2017, había 711 niños y niñas en esta situación (Ararteko, 2017, p. 34)2. En esta misma provincia, el 80% de los menores extranjeros no acompañados eran varones de 15 a 17 años procedentes de Marruecos, un 9% de Argelia y un 11% de África occidental. En todos los casos, expresaban que migraban en busca de trabajo y acceso a una formación de calidad (Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2018b). Además, cabe señalar que algunos de ellos contaban ya con una red de apoyo (Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2018b).

Dado que estos niños, adolescentes y jóvenes emigran solos y de manera irregular a España, son tutelados hasta la mayoría de edad por el Estado, a través de los Servicios de Protección a la Infancia de cada Comunidad Autónoma, que los acoge en los Centros Residenciales de Menores de los servicios de protección regional. En Bizkaia, estos centros3 son sólo para los denominados menores extranjeros no acompañados, y por tanto están separados de otros menores españoles en desamparo (Gimeno Monterde y Gutiérrez-Sánchez, 2019; Mendoza Pérez, 2017; Mendoza Pérez y Belarra, 2015; Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2018b).

Una vez que estos chicos cumplen la mayoría de edad, abandonan estos recursos. Algunos, tienen la suerte de optar a los escasos pisos que hay de emancipación u otros recursos de los Servicios Sociales. Sin embargo, el tercer sector y estudios como el de Moreno y Fernández (2020) alertan de que en los últimos años el volumen de jóvenes de origen extranjero, que han estado institucionalizados, y que ahora se encuentran en situación de calle, ha aumentado considerablemente.

3. Metodología

Los resultados que se presentan a continuación pertenecen al proyecto de investigación más amplio denominado: “Prácticas Invisibles. Análisis de la Incidencia e Impacto del Juego Patológico en las Trayectorias Vitales de los Adolescentes y Jóvenes”. Sin embargo, en esta ocasión solo se presentan aquellos datos que exploran la relación de los juegos de azar con dinero y los adolescentes y jóvenes migrantes que están o han estado institucionalizados4. El estudio se realizó en Bizkaia (País Vasco, España) entre mayo y julio del 2019, y en el mes de agosto del 2020. El trabajo de campo programado para marzo y abril del 2020 pretendía ser más amplio; sin embargo, las medidas sanitarias derivadas del Estado de Alarma por el covid-19 hicieron que la gran mayoría de las entrevistas programadas se suspendieran, pudiendo volver a programar algunas entrevistas en agosto del 2020 a través de videollamada. Puesto que no existían estudios previos que describieran la realidad de esta población, y dado que pretendíamos lograr una primera aproximación a la compresión del juego dentro de las prácticas de ocio y socialización, se planificó una investigación de técnicas mixtas, grupo focal (Merton, 1987) y entrevistas en profundidad, con la intención de plantear un método exploratorio cualitativo.

3.1. Participantes

En esta fase del estudio participaron un total de diecisiete personas repartidas en un grupo focal y ocho entrevistas. A continuación, mostramos una tabla con los perfiles de los participantes del estudio (véase tabla 1).

Tabla 1. Perfil de los participantes del estudio
Grupo de interésN.ºMétodoPerfil
Jóvenes migrantes44 entrevistas individualesEl grupo está formado por 4 jóvenes migrantes con edades comprendidas entre los 21 y los 30 años (media de edad 25,5), que estuvieron institucionalizados en centros de menores en Bizkaia. Uno de ellos tuvo problemas con el juego.
Educadores de centro de menores111 grupo de discusión (n=9) y 2 entrevistas individuales.Participaron educadores de 2 centros de menores de Bizkaia.
Otros profesionales que trabajan con jóvenes migrantes22 entrevistas individualesSe entrevistó a un psicólogo, terapeuta e investigador de problemas de juego; y a un agente social, docente e investigador con una experiencia de más de 20 años en el trabajo con jóvenes migrantes.

3.2. Procedimientos

El reclutamiento de la muestra necesaria se hizo a través de contactos previos que se mantenían de una anterior investigación (Mendoza Pérez, 2017). Además, puesto que la muestra de jóvenes migrantes que quisiera participar en el estudio era difícil de lograr, se recurrió al muestreo por la técnica de bola de nieve. De este modo, a cada participante le solicitamos un contacto que considerara pudiera estar interesado en colaborar en la investigación. El proceso fue muy similar para entrevistar a los profesionales que trabajan con jóvenes migrantes. Realizamos una primera entrevista a un agente social con larga trayectoria en el trabajo con jóvenes migrantes, y este nos sugirió personas y entidades que pudieran aportar otro punto de vista, de cara a completar la investigación.

A todos los participantes de la investigación se les facilitó y explicó el consentimiento informado para garantizar que conocieran los objetivos de la investigación, y expresaran voluntariamente la intención o no de participar en ella En el caso de las entrevistas realizadas por videollamada, el consentimiento informado se transmitió solo de forma oral y fue recogido en la grabación de la entrevista. En el caso del grupo focal, además del consentimiento informado a todos los educadores participantes, hubo que pedir permiso al coordinador del centro de menores, quien informó a la asociación que gestiona el centro para su aprobación. Además, el diseño metodológico de esta investigación cuenta con la supervisión y aprobación de la comisión de bioética y bioseguridad de la Universidad de Extremadura. En la tabla 2 se presenta de forma resumida el contenido específico tratado en las entrevistas o el grupo focal (véase tabla 2).

Tabla 2. Temas de interés tratados en el grupo de discusión y las entrevistas
Grupo de interésTema
Jóvenes migrantes
  • El proyecto migratorio.

  • Qué entienden por juego con dinero y sus experiencias de juego.

  • Los espacios de juego (online y offline).

  • Los iguales y la familia en el juego.

  • El juego como problema. En relación con la estructura del grupo focal.

Educadores de centros de menores y profesionales que trabajan con jóvenes migrantes
  • Descripción de la situación actual de los jóvenes migrantes y los programas que hay para su atención.

  • La evolución del juego con dinero en los jóvenes migrantes en los últimos años.

  • Los espacios de juego (online y offline).

  • Los iguales y la familia en el juego.

  • La prevención, intervención y el juego problema en jóvenes migrantes.

Una vez realizado y transcrito el contenido del grupo de discusión y de las entrevistas se analizaron temáticamente (Braun y Clarke, 2006). La información fue agrupada en categorías y se llevó a cabo un análisis primero descriptivo, a continuación, interpretativo, y finalmente un análisis reflexivo (Venegas, 2008). En el análisis cualitativo de las aportaciones de cada participante se aplicó el software ATLAS.ti7 para la obtención de resultados.

4. Resultados

A continuación, se presenta la exposición de los resultados en torno a:

  1. El juego y los establecimientos de juego como complemento del ocio de los jóvenes adolescentes migrantes.

  2. La familia de origen como elemento presente y ambivalente en la relación de estos jóvenes con el juego.

  3. Los problemas derivados del juego y la dificultad de intervenir con esta población.

Cada apartado se ilustra con las citas textuales del grupo focal y de las entrevistas que más información nos han brindado en la comprensión de la relación entre el juego y los jóvenes migrantes.

4.1. Nuevas formas y espacios de ocio juvenil

La información aportada por jóvenes y profesionales nos muestra, que al igual que para muchos otros jóvenes, para los jóvenes migrantes los establecimientos de juego también se han integrado y naturalizado dentro del ocio juvenil (Megías, 2020). Así, estos espacios son punto de encuentro en el que estar con amigos y paisanos, disfrutando de un partido y bebida a bajo coste.

Sí, he ido alguna vez, pero nunca he jugado mucho. Iba ahí y estaba porque es como un bar, puedes beber, fumar a escondidas, incluso porros. Y cuando a mi amigo le daban la bebida gratis le decía que me pidiera un cubata o así. (Fragmento 1: joven migrante, 22 años)

El encuentro con los paisanos, con la comunidad, ves que hay como una especie de micro lugar de referencia donde nos podemos encontrar. De hecho, cuando se ven este tipo de salas de apuestas hay como una especie de espacio de encuentro entre todos. Que de alguna manera también está provocado, ese café está más barato, esos pinchos más baratos... (Fragmento 2: psicólogo, terapeuta e investigador)

Las entrevistas han reflejado que los jóvenes migrantes, mientras están bajo el sistema de protección, se acercan al juego por las mismas razones y motivos que cualquier adolescente (Megías, 2020; Sarabia et al., 2014). Los establecimientos de juego son un espacio en el que estar, poder comer y beber barato incluso gratis y en el que, además, creen que pueden obtener algo de dinero. Sin embargo, como describen los expertos y educadores, la situación cambia cuando estos chicos abandonan el sistema de protección y se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad o de calle viendo su proyecto migratorio truncado. Todo ello es fuente de gran estrés para los jóvenes, quienes, según los expertos, encuentran en los establecimientos de juego un espacio en el que poder estar largas horas a bajo coste y, además, poder drenar a través del juego sus frustraciones (Lloret et al., 2016).

Es un elemento de descarga de la frustración. Cuando viven en una gran frustración, pues necesitan un amigo o una amiga con quien drenar esa frustración. En muchas ocasiones, ese amigo o amiga es la ruleta o es el Reta con apuestas deportivas. (Fragmento 3: agente social, docente e investigador)

Los MENAS, están más protegidos, pero los JENAS [Jóvenes Extranjeros No Acompañados], están más al descubierto. Alguno en la pura calle. (Fragmento 4: educador centro de menores)

Hay una situación de desamparo total, de gente muy joven que en un momento dado se ve directamente en la calle o a tener que asumir algunas situaciones que no pueden asumir, por su nivel de madurez, por diferentes dificultades personales, psicológicas o personales de cualquier tipo. Y ahí entra todo el tema del juego. (Fragmento 5: psicólogo, terapeuta e investigador)

Para entender el juego en esta población, no se puede olvidar que son jóvenes que se encuentran en tránsito geográfico y biográfico, donde lo segundo está íntimamente determinado por lo primero. Personas que están en movimiento, que viajan desde Marruecos a España, y transitan desde su juventud a la edad adulta. Así, nos encontramos ante unos jóvenes, en cuyos países de origen el juego con dinero se considera haram, pero que se socializan en un nuevo país que se entiende como jugador, y en el que cada vez más población joven se acerca al juego (Megías, 2020; Sarabia et al., 2014). Así, de la mano de sus iguales y paisanos se inician en el juego, bien porque son invitados a jugar, o bien porque ven ganar y piensan que pueden obtener ganancias aparentemente fáciles.

No lo ven como un problema, lo ven como algo normal, como algo corriente, que está en Europa, disfruta de lo que es Europa, jugando o no sé qué… Pero luego les dices, “oye mira, esto en el islam está prohibido, es haram” “Sí, pero los demás ganan…”. (Fragmento 6: educador centro de menores)

Además, algunos los jóvenes entrevistados señalan que, una vez dentro, el ambiente de las salas de juego incita a jugar (Schüll, 2014), y es difícil no hacerlo cuando todo el mundo está jugando. Especialistas y jóvenes migrantes coinciden en que dentro de las posibilidades de juegos que ofertan estos espacios los preferidos, con diferencia, por esta población es la ruleta5. Las tragaperras6 también son una opción demandada, y por último encontraríamos las apuestas deportivas.

Hay muchas ruletas en Bilbao. Cuando estás con uno amigo que juega a la ruleta, pues te lleva ahí y entonces, pues tú también juegas. Estás viendo la cosa cómo va y te entran ganas de jugar. (Fragmento 7: joven migrante, 21 años)

Yo creo que los amigos te influyen. También el ambiente. No sé, entras ahí a la una de la madruga y las luces y todo. Como que te llama. (Fragmento 8: joven migrante, 22 años)

A mí eso no me gusta la verdad, nunca me ha gustado, pero estaba con un amigo mío en la ruleta y como él ganaba, probé y me enganché. (Fragmento 9: joven migrante, 29 años)

Fui a buscar a un amigo al salón de juegos. Él no quería salir y me metió 5 euros para que yo jugara, después yo volví a meter 5 euros y me saqué 100 euros. Una de las personas que estaba ahí me dijo: “oye, no vuelvas mañana, porque como vuelvas mañana aquí te quedas”. (Fragmento 10: joven migrante, 30 años)

Aunque estos son los inicios, ello no implica que los hábitos de juego se consoliden y den lugar a trastorno por juego. Además, nos gustaría señalar que los amigos no solo propician el juego, sino que también se dan casos, especialmente en los que el juego se ha convertido en problemático, en que los amigos actúan como factor protector. En este sentido, algunos jóvenes entrevistados cuando reconocen a los amigos el problema que tienen con el juego, estos intentan prestarles ayuda, de alguna manera, con sus propias estrategias y recursos. No obstante, reconocen que es un problema difícil en el que las advertencias de los amigos no tienen mucho éxito.

Los amigos intentan ayudarte. Pero es difícil, cómo te ayudan si no controlas. Cobras el dinero, y antes de llegar a casa ya vas al salón y lo gastas. Yo hay veces que le advierto a la gente: “oye, yo antes jugaba, pero cuidado que te vas a enganchar”. Y ni caso, y ha acabado mal. (Fragmento 11: joven migrante, 29 años)

Tengo un amigo que cuando se gastaba todo el dinero me decía: “tengo un problema. En dos meses me he jugado 5000 € y con eso podría haber solucionado cosas de papeles, pagar un abogado y no tengo nada”. Pero al mes estaba igual. Cada dos meses o así calculábamos lo que se había gastado, para que viera el dinero que había perdido. Pero me decía que cuando tenía el dinero no podía pensar en otras cosas más que en ir a jugar. No podía ni dormir.

4.2. La familia: elemento siempre presente y ambivalente ante el juego

Por el hecho de cruzar la frontera sin la presencia de un referente familiar o un adulto responsable, estos adolescentes y jóvenes migrantes han sido construidos jurídicamente como menores y jóvenes extranjeros no acompañados (Gimeno Monterde y Gutiérrez-Sánchez, 2019; Gimeno Monterde y Mendoza Pérez, 2018; Jiménez y Trujillo, 2019). La familia es uno de los actores menos estudiados dentro de la literatura especializada en esta migración (Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2018b). Sin embargo, la escasa literatura existente al respecto es unánime en subrayar la importancia de este actor, y la relevancia de tener en cuenta a la familia de origen a la hora de entender y trabajar con esta población (Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2018b).

Durante el trabajo de campo de esta investigación se ha observado que, a pesar de la distancia geográfica, la familia es un actor clave en la cotidianidad de estos adolescentes y jóvenes, estando siempre presente e influyendo en cómo se expresan las distintas prácticas relacionadas con el juego.

En primer lugar, la familia está presente en el imaginario de estos jóvenes y la mayoría considera el dinero invertido en juegos de azar como un incumplimiento al mandato familiar, ya que no se está apoyando la economía de esta. No obstante, muchos de estos jóvenes se ven atraídos por la fantasía de ganar dinero rápido para ellos y para sus familias. Esta fantasía cobra mayor peso en aquellos jóvenes que no tienen empleo, han perdido el permiso de trabajo, etc.

En segundo lugar, cuando estos jóvenes comienzan a frecuentar con asiduidad los establecimientos de juego, aparece el miedo a que se entere la familia. Como han descrito adolescentes y jóvenes migrantes, cuando acuden las primeras veces a los establecimientos de juego lo hacen, con amigos o paisanos, para tomar café o ver un partido, y quizás hacer una apuesta pequeña. Sin embargo, cuando comienzan a jugar mayores cantidades de dinero lo suelen hacer solos para evitar ser vistos por algún conocido y que este después informe a la familia.

Suelen ir con amigos, y luego cuando ya están enganchados suelen ir solos, porque les da vergüenza que les vea la gente. No quieren que alguien de su pueblo lo sepa y luego se lo chiven a su familia. (Fragmento 13: Joven migrante, 30 años)

Por último, cuando empiezan a aparecer los problemas con el juego, muchos de los jóvenes migrantes deciden distanciarse de la familia, por ejemplo, llamándola menos, eludiendo las visitas a Marruecos, con el fin de evitar conflictos o el rechazo familiar al realizar una práctica haram.

La familia no quiere que juegues a la ruleta porque en nuestro país [Marruecos] no es normal. No tienes que jugar a la ruleta, porque si tienes dinero y no sabes qué hacer con el dinero al menos tienes que mandar a tu familia. Al menos ahí hacen cosas con el dinero como pagar el alquiler, la comida y más cosas. (Fragmento 14: joven migrante, 21 años)

Los jóvenes migrantes resaltan que en Marruecos las familias conocen los problemas de juego que están apareciendo en España entre esta población. Las familias que llevan tiempo sin saber de sus hijos muestran interés y preguntan a los paisanos que vuelven durante el periodo estival sobre sus hijos.

Yo tengo un amigo que juega mucho y ya lleva 4 años sin hablar con su familia porque juega, ya no tiene ganas de hablar con su familia. También eso es un problema. De hecho, cuando he ido a Marruecos y tal, había algunos que me dicen que “oye, que me he enterado de que los chicos que han ido allí hacen algunas cosas con los juegos, que echan dinero en un agujero que les traga todo el dinero”. (Fragmento 15: joven migrante, 30 años)

Los especialistas advierten que cuando la familia sabe de problemas con el juego o sustancias, en muchas ocasiones, se suele producir una ruptura del vínculo familiar, lo que genera mucha angustia en los menores, derivando en distintos problemas emocionales.

El tema del juego, los consumos y demás, normalmente genera una ruptura con la familia que duele mucho. Recuerdo el caso de un chico cuyo hermano informó a la familia de los problemas de juego del chico. El padre le dejó de hablar. Entonces, vinieron unos episodios muy depresivos. La familia tiene mucho peso en sus vidas, pues se convierte en un elemento muy complicado. (Fragmento 16: agente social, docente e investigador)

Pero no siempre la familia se distancia cuando aparecen problemas con el juego. En ocasiones, se comprende la situación y apoyan a sus hijos. Este tipo de apoyo quedó bien descrito en una de las entrevistas en las que uno de los chicos narra cómo su familia lo acogió en Marruecos, tras confesarles que tenía un problema con el juego.

Llevaba dos años sin mandarles nada, sin ayudarles en nada. Sabían que algo pasaba, entonces se lo he contado y lo entienden. Bajé a Marruecos, me quedé tres meses con la familia tranquilo, he salido y ya está. No he vuelto a entrar, ni tomar café allí ni nada. (Fragmento 17: joven migrante, 29 años)

4.3. Cuando el juego se convierte en problemático

Los expertos que trabajan con jóvenes migrantes nos alertan de que el número de casos de chicos que acompañan con problemas de juego es considerable y que ha crecido exponencialmente a la par que se abrían establecimientos de juego.

Es verdad que nosotros estamos acompañando, no a pocos jóvenes, en esa situación. (Fragmento 18: agente social, docente e investigador)

Lo digo porque me da la impresión de que muchos chavales hacen un abuso, con respecto al juego y no es directamente una ludopatía, no creo que estemos hablando de una patología severa, sino que son dificultades iniciales en relación con un mal uso o un abuso de este tipo de estrategia de juego, que tiene que ver mucho con una fantasía de conseguir dinero rápido. (Fragmento 19: psicólogo, terapeuta e investigador)

Por los relatos de los profesionales, existen dos perfiles diferenciados que se aproximan al juego y acaban mostrando conductas problemáticas en torno al mismo. Por un lado, nos encontramos con jóvenes migrantes que están en situación de gran vulnerabilidad: en situación de calle, acogidos en albergues municipales; y no poseen grandes cantidades de dinero diarias para apostar, pero sí un par de euros.

La apuesta es muy barata y estos jóvenes tienen capacidad de gestionar 2-3 euros, aunque estén en una situación muy precaria. Gestionan el tabaco. Tienen su business. (Fragmento 20: agente social, docente e investigador)

Por otro lado, nos encontramos a aquellos jóvenes migrantes con trabajo y nómina fija que se acercan al juego y acaban apostando grandes cantidades de dinero, llegando a contraer deudas considerables.

Tengo como 3 o 4 amigos que juegan y que tienen bastantes problemas con el juego. Trabajan para eso, de hecho, todo lo que ganan lo gastan en el juego en uno o dos días. Lo están pasando mal. Tengo un amigo que lleva como 4 o 5 años y el pobre está fatal. Cuando tiene dinero lo primero que le sale es ir al salón de juegos y gastar todo lo que tiene. Luego, cuando no tiene nada, es cuando es consciente, y dice que no va a jugar. Otro amigo que conozco ganaba alrededor de 2000/2200. Paga el alquiler a veces, a veces no, y la comida y lo demás se lo gasta. Luego pedía préstamos a Cofidis o a los bancos mismos. Conozco a muchos que tienen préstamos de 5000 y 6000 y tienen muchos problemas jugando. (Fragmento 21: joven migrante, 30 años)

El año pasado llegué a apostar casi 15 000 euros. He cogido un crédito del banco, pero ya he arreglado todo. Eso es un problema la verdad. He sacado para mandar a la familia y no he mandado nada. (Fragmento 22: joven migrante, 29 años)

Los expertos alertan que el hecho de contraer deudas y tener la presión de pagarlas complica la trayectoria de estos jóvenes. Muchos jóvenes se mudan a otros municipios o comunidades autónomas, para eludir el pago de los préstamos informales u otros problemas. Otros jóvenes, para hacer frente a las deudas, acaban robando o ejerciendo la prostitución. Estas formas de obtener dinero no solo aparecen cuando hay deudas, sino también cuando hay un fracaso en el control de los impulsos que se manifiesta a través de un comportamiento de juego desadaptativo, mostrando así un gran deseo de jugar, aunque no se tenga dinero.

Algunos chicos cobran la renta y va directa a la máquina. Les prestan 1, 2 o 3 euros y al final deben mucha pasta a todo el mundo. Cuando debes mucho, debes desaparecer de esa zona y buscar otra zona y a otros tontos que te presten. Llega un punto en el que están estancados. Todos los conocen, nadie les presta, no hay confianza... luego se ponen a robar o se meten en la prostitución. (Fragmento 23: educador centro de menores)

Los propios jóvenes entienden los riesgos del juego y han visto de cerca las consecuencias económicas y sociales que suelen aparecer cuando se contraen las primeras deudas (Derevensky y Gilbeau, 2015; García et al., 2016; Kuss y Griffiths, 2012).

Es muy peligroso el juego, porque cuando tienes ganas de jugar y no hay dinero vas a hacer cosas raras para conseguir dinero y echarlo a la ruleta. No hay muchas cosas para sacar el dinero. Hay quienes trabajaban y hay quien roba. La mayoría no roba, pero alguno sí. (Fragmento 24: joven migrante, 21 años)

Conozco chicos que roban para jugar. Roban toda la noche, igual cartera, móvil …, y por la mañana la venden y a la tarde van a jugar. (Fragmento 25: joven migrante, 22 años)

Conozco a gente que ha acabado durmiendo en la calle, trabajando y durmiendo en la calle. Conozco a gente que ha acabado saliendo de Bilbao, se han ido a Almería, suben a Europa o han vuelto a Marruecos. (Fragmento 26: joven migrante, 29 años)

Los expertos plantean que la intervención con este colectivo no es fácil. En primer lugar, cuando los jóvenes se encuentran en el centro de menores o en algún tipo de programa de emancipación, temen hablar sobre los problemas de juego por miedo a ser sancionados y que esto afecte en sus proyectos migratorios.

Son más reacios a contar cosas porque saben que la Diputación anda como pendiente. Entonces saben que eso es como que está castigado. Si detectas a un menor puede tener un castigo y tal, y eso queda en un informe y tal, y ya todo lo que sea un mal informe les preocupa mucho. Entonces están más reacios a contarnos que juegan y cosas así. Nos ven más como carceleros ahora mismo. (Fragmento 27: educadora centro de menores)

Me estoy acordando de un joven que estuvo en un piso de emancipación. Hacía sus deberes, estudiaba, pero empezó a robar del bote de la compra y se lo jugaba. Un día desapareció todo el bote y castigaron a todos los chicos del piso. Reconoció que había sido él, porque tenía un problema de juego, ese día le echaron. Es muy significativo que ese día el sistema te escupe. (Fragmento 28: agente social, docente e investigador)

En segundo lugar, en la mayoría de los casos hay que intervenir sobre el fracaso del control de impulsos que manifiesta un juego problemático, pero además sobre una serie de problemas asociados a nivel individual, familiar o social (p. ej., pago de deudas, problemas legales, ruptura del vínculo con la familia, distintos problemas de salud mental, etc.) que generan gran estrés en los jóvenes. Asimismo, también subrayan que no podemos olvidar el bagaje cultural y religioso de esta población que influye en cómo entienden tanto la enfermedad mental, como la intervención (Balbo y Pis-Díez, 2007; Casado, 2007).

Con esto en mente, algunos de los entrevistados destacan que hay que plantearse nuevas estrategias de atención y organización de los servicios asistenciales orientados a personas con problemas de juego.

La pregunta sería, ¿En realidad el sistema que tiene que atender a estos jóvenes es Servicios Sociales? El grueso de los jóvenes, que los estamos definiendo como joven con mucho potencial, y que tiene ganas de estudiar. […] Entonces, ¿es el sistema de Servicios Sociales el que tiene que atender o es el sistema de Educación? Es una pregunta, yo no tengo una respuesta, pero quizás sea el Sistema de Educación tiene que decir “venga, nos lo tomamos en serio”. ¿Cuál es el sistema de nuestro Estado de Bienestar que tiene que atender a estos jóvenes? Porque no es normal que aquí te venga un joven que te diga “Estudié Sociología en Marruecos” y le manden a Servicios Sociales con un psicólogo, como al que tiene una drogodependencia. Luego te vas ahí y ya llegarás aquí, si es que llegas. No tiene sentido. (Fragmento 29: agente social, docente e investigador)

Los expertos destacan que aquellos jóvenes que tienen problemas con el juego, pero que se encuentran en una situación sociolaboral medianamente estable, son más fáciles de reorientar y encajan en programas de intervención de distintas asociaciones y entidades contra el juego. Sin embargo, los jóvenes migrantes, que se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad, son más difíciles de acompañar, ya que no tienen una estructura personal suficiente, y necesitan resolver otras situaciones —residencia, salud mental, problemas legales, etc.— a la par que se trabaja el problema con el juego. Para este perfil de usuarios se apunta la necesidad de propiciar que los jóvenes se sientan seguros y parte de una comunidad que los acompañe.

Es difícil porque no hay una estructura personal suficiente para decir “pues voy los miércoles a las 11:30 y tal”. (Fragmento 30: psicólogo, terapeuta e investigador)

Hemos tenido éxito pocas veces, pero muy bueno, con algunos casos, en la asociación de ludópatas. Claro, con gente que no estaba dañada, que había caído simplemente porque era un tema de madurez, un tema de soledad, un tema de frustración, pero el resto de vida lo sostenía bien. Entonces, en la asociación de Ludópatas de Barakaldo, encajaban muy bien. En otros casos no. Para nosotros, las comunidades de acogida son la mejor estrategia. El joven siente que pertenece a algún lugar, tiene referentes y gente que le acompañe. (Fragmento 31: agente social, docente e investigador)

Además, los expertos destacan que hay que entender desde el inicio de la acogida de estos menores que nos encontramos ante jóvenes que han dejado a su familia atrás. Es por ello, que aconsejan que, desde la llegada del menor se trabaje a nivel emocional esa ausencia de la familia, con el objetivo de ayudar a gestionar las emociones y la frustración de ese duelo familiar.

Alguien te tiene que enseñar qué hacer con tu frustración, cuando echas de menos a mamá, echas de menos a papá y sabes que no puedes ni quieres volver, porque si vuelves no puedes venir otra vez, porque no tienes dinero para pagar la patera, porque no te vas a jugar la vida dos veces. (Fragmento 32: agente social, docente e investigador)

5. Discusión

Este trabajo trae a discusión a aquellos olvidados entre los olvidados: migrantes que además son jóvenes y están o han estado institucionalizados. Para estos jóvenes que se encuentran en tránsito geográfico y biográfico, su relación con el juego adquiere unos matices distintos que son necesarios comprender para abordar de forma holística este fenómeno.

En primer lugar, en los resultados se ha observado que los adolescentes y jóvenes migrantes, como población joven, tienen pocas alternativas de ocio asequibles a sus intereses y nivel adquisitivo (Megías, 2020; Wardle et al., 2016). Dentro de esta escasez de oferta de ocio, los establecimientos de juego han ocupado un espacio dentro del mismo, gracias a ofrecer lugares con bebida y comida barata para el entretenimiento, en los que además poder soñar con dinero fácil. Sin embargo, para esta población, los establecimientos de ocio y las prácticas que se generan en torno al juego adquieren un cariz especial, y son cruciales como personas que han de reconstituir su identidad en un espacio extraño (Mendoza Pérez, 2017). Uno de los retos a los que se enfrentan los adolescentes y jóvenes migrantes está relacionado con su identidad y su sentido de pertenencia al país de acogida. Para estos jóvenes acudir a un establecimiento de juego y apostar cobra una dimensión distinta y son algo más que una simple expresión de una sociedad de consumo. De esto modo, entrar a establecimientos de juego y apostar, forma parte de ese ensamblaje necesario para reivindicarse como ciudadano e igual, para expresarse con los limitados recursos que estos jóvenes tienen a su alcance (Mendoza Pérez, 2017).

En segundo lugar, en relación con la familia, se ha comprobado que, a pesar de la distancia, esta es clave dentro de los proyectos migratorios de los jóvenes. El distanciamiento con la familia, fruto del proceso de migración, hace a estos jóvenes más vulnerables a desarrollar conductas de riesgo como el juego (Cristini et al., 2015; Guarnaccia y López, 1998). Como los resultados y la literatura avalan, para logar el bienestar psicosocial de los jóvenes migrantes hay que tener en cuenta el apoyo familiar (Mendoza Pérez y Morgade Salgado, 2018a). Para ello, los resultados plantean la necesidad de abogar por un reconocimiento de las experiencias previas y posteriores a la migración (Yohani y Larsen, 2009). Trabajar las relaciones familiares, a pesar de la distancia geográfica, para que el duelo familiar no actúe como factor de riesgo y pueda actuar como factor protector ante las conductas de riesgo, es uno de los principales hallazgos de este estudio. Correa-Velez y otros (2010) señalaron que los jóvenes pueden ser alentados por sus familias a mantenerse fieles a sus valores étnicos. Entendemos que la familia y el arraigo a la cultura de origen pueden actuar como efecto disuasorio a los constantes reclamos y ofertas de un país y cultura jugadora.

En tercer lugar, esta investigación destaca que la atención a menores migrantes está llena de retos, especialmente en el momento de finalizar su acogida, ya que es un momento de vulnerabilidad por distintos factores como recoge la bibliografía especializada al respecto (Gimeno Monterde et al., 2021; Jiménez-Franco et al., 2021). No podemos olvidar que estos jóvenes durante la acogida tienen poco espacio para trabajar su autonomía, hacerse cargo y responsabilizarse de tareas de la vida diaria (Mendoza Pérez, 2017). Por ello, consideramos que una necesidad más a trabajar con esta población en esa transición a la vida adulta es la gestión del dinero y las conductas de riesgo.

Por último, cuando se desarrolla un problema de juego, los jóvenes migrantes tienen mayores dificultades, que otro tipo de jóvenes, a la hora de obtener una ayuda adecuada a sus necesidades. Esta falta de ayuda adecuada puede precipitar los daños relacionados con el juego (Wardle et al., 2019). Al igual que se observó en la revisión sistemática (Wardle et al., 2019), los jóvenes migrantes se apoyan más en amigos o familiares. Como se ha observado en este estudio, los primeros, a veces, no saben qué hacer o a quién recurrir para ayudar. Los segundos, en ocasiones, en vez de ayudar, pueden generar otra dificultad añadida, ya que por el estigma que supone tener un hijo con problemas de juego, acaban con las relaciones familiares.

6. Conclusiones

La metodología cualitativa y la perspectiva cultural utilizada en esta investigación favorecen comprender el papel del juego en una población de personas jóvenes inmersas en realidades transnacionales, cuya cotidianidad sucede entre el aquí y múltiples allís (Mendoza Pérez, 2017). Estamos ante personas que encarnan las dramáticas contradicciones de la época en la que vivimos. Personas con el deseo de la juventud global de acceder a la modernidad: la capacidad de consumir y de moverse (Vacchiano, 2018). La capacidad de moverse, comprar bienes materiales y la posibilidad de acceder a establecimientos de juegos demuestran la transición de niños dependientes a jóvenes independientes y migrantes exitosos (Veale y Donà, 2014). Sin embargo, algunos de estos jóvenes que se mueven en busca de la libertad, después quedan sujetos a la tiranía del juego, desarrollando, en ocasiones, un juego problemático y llegando a perder grandes cantidades de dinero, a la familia o, incluso, robando para poder jugar.

De los resultados obtenidos podemos concluir que la presencia en los establecimientos de juego y apostar en ellos, a pesar de ser haram, se está empezando a normalizar por parte de algunos adolescentes y jóvenes migrantes. El juego en España no está prohibido, pero ellos sienten que es haram, aunque jueguen. Así, la participación en juegos de azar y su posición simultáneamente de jóvenes y migrantes da lugar a formas culturalmente complejas e identidades híbridas que entrecruzan el aquí y el allí. En segundo lugar, debemos tener en cuenta el peso y la influencia de la familia, aunque no esté presente. En consecuencia, esta población necesita de una prevención e intervención en relación con el juego adecuadas a su perfil y sus circunstancias legales, laborales, familiares y sociales.

Por último, nos gustaría destacar que este estudio presenta limitaciones. La principal es que nos encontramos ante una muestra muy pequeña y recogida solamente en Bizkaia. Sin embargo, a pesar del pequeño tamaño de la muestra consideramos que los relatos recogidos son de gran valor. Sobre todo, los de los jóvenes migrantes, quienes ya habían participado en una investigación similar y contaban con la confianza (Dyrness, 2007) necesaria para plantear preguntas complejas y esperar respuestas serias y reflexivas. De este modo, hemos accedido a relatos íntimos y personales sobre problemas o vivencias de amigos que en ocasiones han realizado actos delictivos para lograr dinero para el juego. Resaltamos la importancia de estos relatos, ya que nos acercan a las consecuencias sociales que está teniendo el juego dentro de la población joven y migrante. Realidad que muchas veces los propios jóvenes ocultan cuando están o bien en centros de menores, o en algún programa de emancipación por miedo a ser sancionados.

Como líneas de investigación futuras se propone realizar estudios similares, de corte cualitativo, con una muestra más amplia y en diferentes poblaciones, esto permitirá desgranar y profundizar en la heterogeneidad de esta población y la problemática a la que se enfrentan.

Agradecimientos

Esta investigación forma parte de un estudio más amplio titulado Prácticas invisibles: Análisis de la incidencia e impacto del juego patológico en las trayectorias vitales de los adolescentes y jóvenes, financiado por V Convocatoria de las Ayudas a la Investigación del Centro Reina Sofía.

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