March 2025 in Migraciones
Dinámicas y relaciones vecinales en contextos locales multiculturales en España. Una reflexión comparativa
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Introducción
Desde hace décadas, el análisis de la copresencia residencial de personas de diversos orígenes en barrios y municipios ha concitado una creciente atención desde diferentes perspectivas. En España, se trata de una situación muy extendida (Iglesias et al., 2020) que ha conformado, en un proceso de varias décadas, una convivencia y relaciones vecinales que, de forma general y hasta la fecha, se ha calificado de coexistencia pacífica pero distante (Giménez y Gómez-Crespo, 2015; Iglesias et al., 2020; Gómez-Crespo y Torres, 2020), aunque no sin tensiones soterradas.
En la actualidad, como ya ocurrió durante la Gran Recesión, nos encontramos con unas condiciones sociales “objetivas” peores para la convivencia. La pandemia de la COVID-19, las disfunciones de la globalización neoliberal, las guerras de Ucrania y Gaza, un panorama de incertidumbre política y económica, repercuten en mayor medida en los sectores más precarizados y en los barrios obreros periféricos (FOESSA, 2022). A pesar del “escudo social”, el tercio más precarizado de la población española acumula los efectos de dos crisis. Además, uno de los factores que explicaban la coexistencia tranquila en el caso español (Rinken, 2017), la ausencia de fuerzas con posiciones antiinmigración, ha cambiado con el éxito electoral de la extrema derecha, de modo que el consenso que sancionaba en España las opiniones antiinmigrantes ya no existe.
Este monográfico, resultado de un call abierto realizado por el equipo del proyecto PID2021-124346OB-I00, ParticipaBarrio, pretende captar la situación de la convivencia en el nuevo contexto social, las dinámicas de inclusión y las dinámicas de tensión, así como los actores relevantes a nivel local. Para ello presentamos diez artículos sobre una variedad de contextos locales con procesos sociourbanos distintos, gentrificación o relegación, que, en su conjunto, actualizan nuestro conocimiento sobre las dinámicas vecinales en contextos multiculturales en España, aportan elementos para las políticas públicas y establecen, en diversos casos, nuevas líneas de investigación.
Las aportaciones de este monográfico, con una variedad de enfoques y miradas desde la sociología, la antropología, la geografía social, la politología y el trabajo social, comparten una serie de opciones analíticas. En primer lugar, una entrada a las dinámicas sociales que nos interesan privilegiando el contexto local, sea un barrio o un municipio. Hay factores que inciden en la convivencia que exceden el marco local, como la situación económica, las políticas sociales y el clima político; al mismo tiempo, la incidencia de estos factores en la convivencia cotidiana se concreta de forma diferenciada según las condiciones sociourbanas, el tejido asociativo, la sociabilidad barrial y las dinámicas de convivencia, la historia local, etc.
Estos contextos locales han conocido una diversidad de procesos socio-urbanos (gentrificación, precarización, entre otros) que están modificando su vecindario, el habitar de sus habitantes e incide sobre la convivencia. Este monográfico incluye estudios de barrios centrales populares en complejos procesos de gentrificación y turistificación de Madrid, Valencia y Bilbao, barrios obreros periféricos en proceso de precarización y relegación en Madrid, Valencia, Zaragoza, Tenerife, Bilbao y L’Hospitalet de Llobregat, y, también, dos municipios agrícolas, Carcaixent (Valencia) y Torre-Pacheco (Murcia). Además, diversos artículos presentan análisis comparativos entre dos o más barrios y/o municipios. Más allá de las características propias de cada contexto local, esta amplitud de tipologías y de procesos urbanos, gentrificación, relegación y exclusión, nos puede permitir captar las tendencias generales de la convivencia.
En segundo lugar, es común también una entrada por las relaciones vecinales y las dinámicas barriales desde una diversidad de perspectivas, desde los discursos e imaginarios hasta las prácticas cotidianas y los procesos participativos, y en una pluralidad de ámbitos barriales, desde los espacios públicos hasta el conformado por los comercios del barrio o pueblo. En tercer lugar, diversos artículos presentan un análisis diacrónico, que compara la situación actual con el pasado reciente y constata su evolución.
La relevancia de los contextos locales multiculturales y sus transformaciones en España
En las últimas décadas, no han faltado los cuestionamientos a la pertinencia del contexto local, barrio o pueblo, como ámbito significativo de la vida cotidiana. En sociedades de movilidad como las nuestras (Urry, 2007), se reduce el papel social del contexto local para sus vecinos (Grafmeyer, 2006; Humain-Lamoure, 2006). El creciente uso cotidiano de las redes sociales pone en cuestión la sociabilidad sustentada en la copresencia local (Baringo Ezquerra, 2013; Authier y Cayouette-Remblière, 2021). Igualmente, se destaca que los cambios en las formas de vida, la inmigración y la fragmentación del mercado de trabajo, entre otros factores, diluyen la homogeneidad vecinal que se supone caracterizaba al barrio o al pueblo.
A pesar de estas transformaciones, los contextos locales no han perdido su relevancia como espacios sociales significativos, aunque transformados. Como muestran los diferentes artículos de este monográfico, si bien una parte importante de nuestra vida de urbanitas y nuestras redes de relaciones sociales exceden a nuestro barrio o pueblo, este continúa siendo un espacio social relevante de usos, prácticas y tareas cotidianas (Kearns y Parkinson, 2001; Authier y Cayouette-Remblière, 2021; Ariza, 2022). La movilidad no está reñida con el arraigo. De forma muy desigual según los grupos de vecinos y vecinas, el contexto local tiene una dimensión importante de “barrio territorio” (Grafmeyer, 2006) o “comunidad local” (Giménez y Gómez-Crespo, 2015), tanto en aspectos psicosociales, “espacio vivido” (Di Méo, 1994), como en la provisión de “bienestar local” y cuidados (Navarro, 2014; Arbaci, 2019). Todos estos aspectos se articulan en la trama de la sociabilidad barrial, con una diversidad de relaciones que constituyen una parte esencial de nuestra vida cotidiana.
Por otro lado, el barrio o el municipio constituye el marco y el objeto de las políticas públicas y de diversas formas de acción colectiva, con incidencia en la sociabilidad. A un lado y otro del Atlántico, la polítique de ville o Moving To Opportunity, se han focalizado en el barrio (Neveu, 2006; Houard, 2011; Van Ham et al., 2012). En el caso español, las políticas autonómicas en áreas urbanas desfavorecidas se articulan en “Ley de Barrios”. Todo ello hace que el barrio y el municipio constituyan una unidad de análisis, tanto para las ciencias sociales como para la gestión pública.
No obstante, cabe destacar la relevancia del contexto local no implica que nuestro análisis deba limitarse al mismo. En la convivencia inciden factores que exceden el ámbito local y necesitamos un análisis multinivel. A nivel de ciudad, inciden diversos factores como el lugar del barrio en la estratificación socio-urbana de la ciudad (centralidad o periferia) y su funcionalidad, por ejemplo, la transformación de Russafa y Lavapiés en zonas de ocio nocturno de Valencia y de Madrid (Torres y Gómez-Crespo, este monográfico). Otros factores son propios de un nivel de estado como, por ejemplo, el modelo residencial mayoritario, los cambios políticos como la presencia institucional de VOX en España o la modificación del mainstream en los Países Bajos y los Estados Unidos, en un sentido más nativista e islamofóbico, con incidencia en las relaciones vecinales (Alba y Duyvendak, 2019). Tendríamos también un nivel transnacional. En los arreglos de bienestar local del vecindario inmigrante, particularmente de las mujeres, inciden las cadenas transnacionales de cuidados (Sassen, 2003), como muestra el artículo de Barañano et al. (este monográfico).
Las transformaciones de los contextos locales multiculturales se enmarcan y responden a tendencias profundas en la sociedad española. Desde la Gran Recesión, 2008-2014, el avance de la globalización neoliberal y de la fragmentación del mercado de trabajo, más la gestión “emprendedora” de la ciudad (Harvey, 1989), ha generado un aumento de la desigualdad socio-económica, de las diferencias residenciales y de la polarización urbana (Sorando y Leal, 2019; Mazorra, 2024). Estas tendencias se frenaron, parcialmente, con los “ayuntamientos del cambio” (Janoschka y Mota Consejero, 2018; Blanco et al., 2018), para acelerarse posteriormente. La actual crisis social de acceso a la vivienda es una de sus manifestaciones. Además, a partir de 2015, volvió a aumentar el flujo migratorio, particularmente latinoamericano (Domingo y Bayona, 2024), aunque cada vez son más heterogéneos los perfiles de las y los migrantes, incluyendo clases medias del norte global.
Esta polarización y desigualdad se muestra como gentrificación en los centros urbanos populares o áreas mercantilizables y relegación y segregación en los barrios obreros periféricos.
En los barrios centrales multiculturales los procesos de gentrificación y de turistificación continúan su avance, modificando su hábitat y su vecindario, con la incorporación de clases medias, tanto autóctonas como del Norte global. En este monográfico, desde distintas perspectivas se presentan los barrios de Lavapiés (Madrid), Russafa (Valencia) y San Francisco (Bilbao) con una heterogeneidad de procesos de gentrificación.
Hablamos de “gentrificaciones” (Chabrol et al., 2016) porque, frente a la inevitabilidad que tiende a atribuírsele a este proceso, los casos recogidos en este monográfico ratifican su diversidad, con diferentes ritmos, alcance y consecuencias según las sociedades y los contextos locales, como destaca una creciente literatura internacional (Maloutas, 2011; Janoschka et al., 2014; Lees y Phillips, 2019; Kern, 2022). Como en otros barrios centrales españoles (véase Torres y Gómez-Crespo, este monográfico), los procesos de gentrificación son más lentos, afectan más a las familias jóvenes que a los mayores, e implica la convivencia durante décadas de diferentes grupos de residentes, entre otras causas por el alto índice de propietarios y la menor movilidad residencial española (Duque, 2016). El barrio de Russafa es donde el proceso está más avanzado ya que si bien mantiene una parte importante de antiguos vecinos ha modificado su carácter, hoy más cosmopolita por el asentamiento de gentrificadores transnacionales y la turistificación. Su situación contrasta con la de Lavapiés, con una compleja simultaneidad de prácticas populares, centralidad inmigrante que se mantiene, al mismo tiempo que avanzan la gentrificación y la turistificación (Torres y Gómez-Crespo, este monográfico). Por su parte, el barrio de San Francisco mantiene su carácter popular multicultural y de primera acogida de inmigración, con mucha precariedad, y una gentrificación muy incipiente (Barba et al., este monográfico). En general, en los barrios centrales españoles, se simultanean gentrificación y turistificación. Se trata de procesos diferentes, aunque anclados en las dinámicas del urbanismo neoliberal, con relaciones complejas. Por una parte, la industria turística pone de moda algunos barrios y contribuye a atraer a gentrificadores transnacionales, como en Gotic, en Barcelona (Cocola-Gant y López-Gay, 2020); por otra, se dan situaciones de competencia, ya que la turistificación deteriora el barrio como espacio vivido y produce desplazamientos poblacionales, también de los gentrificadores, como en el centro histórico de Sevilla (Jover y Díaz-Parra, 2020) y en Lavapiés (Torres y Gómez-Crespo, este monográfico).
Por su parte, los barrios obreros periféricos, ahora multiculturales, han visto empeorar su situación. Musterd et al. (2006) y Blanco y Subirats (2011) abordan estos barrios como un espacio donde mercado, acción pública y sociabilidad, adquieren unas características específicas, lo que denominan Estructura de Oportunidades Territoriales. Desde esta perspectiva, estos barrios concentran al precariado, acumulan las consecuencias de décadas de relegación por el urbanismo neoliberal y de gasto social insuficiente, y han padecido mayores impactos sociales tanto en la Gran Recesión como en la pospandemia. Todo ello conforma malas condiciones materiales para la convivencia. No es de extrañar que las tensiones se acumulen, antes y ahora, en este tipo de barrios (Gómez-Crespo y Torres, 2020). Del conjunto de artículos de este monográfico que abordan barrios obreros precarizados, cabría subrayar dos aspectos. Por un lado, la responsabilidad de las administraciones. El barrio de Las Fuentes (Zaragoza) muestra la doble cara de su acción. La copresencia en los servicios públicos favorece las negociaciones y las interacciones positivas entre los distintos grupos, mientras la ausencia de medidas frente al deterioro de la vivienda favorece nuevas tensiones (Gimeno et al., este monográfico). Por otro lado, la relevancia de la(s) trama(s) de sociabilidad(es) se destaca en varias contribuciones. En ocasiones, la sociabilidad vecinal proporciona recursos y posibilidades no accesibles por renta, como ocurre en los barrios vulnerables madrileños estudiados por Barañano et al. (este monográfico). Igualmente, esta sociabilidad ha sido una de las bases de la construcción de comunidad en San Matías, Tenerife (Zapata y Mesa, este monográfico). Ahora bien, dependiendo de las dinámicas locales y de los dispositivos institucionales, esa misma sociabilidad puede establecer “buenos y malos” vecinos, como en L’Hospitalet del Llobregat (Rojas-Valenzuela et al., este monográfico).
Convivencia, relaciones vecinales y participación barrial
El análisis de la interacción vecinal en barrios y municipios multiculturales se ha realizado desde una diversidad de conceptos. En el ámbito hispano, Giménez (2005) establece tres tipos de situaciones, hostilidad, coexistencia y convivencia, caracterizada por la interrelación entre grupos. Sin embargo, en la literatura española es habitual también que se utilice el término convivencia en un sentido amplio, para designar el conjunto de dinámicas de interacción derivadas de la copresencia residencial. En el ámbito anglosajón, se utilizan entre otros, los conceptos de living together (Pratsinakis et al., 2017), cohabitation (White y Germain, 2022), conviviality (Gilroy, 2008) o, en el ámbito francófono, vivre ensemble (Saillant, 2016). Cuando se definen, son conceptos similares, pero responden a situaciones y marcos sociales específicos, con diversidad de acentos. En el debate anglosajón, se señala que conviviality connota interacciones con potencial de ser positivas, como indica Gilroy (Wise y Noble, 2016), lo que puede ser un tanto parcial (White y Germain, 2022). Además, se señala, los estudios sobre conviviality constituyen una respuesta a la reacción populista contra la creciente diversidad (Vertovec y Wessendorf, 2010). En este debate, diversos autores optan por cohabitation, que identifican con la conceptualización de Giménez, ya que hace posible considerar una amplia diversidad de interacciones, incluyendo las que son negativas, neutrales y positivas (White y Germain, 2022).
Más allá de la diversidad de acentos, situaciones y marcos nacionales, hay un creciente consenso en captar la sociabilidad cotidiana compartida en toda su complejidad, con cohesión y conflicto, negociaciones y acomodaciones. Además, en esta sociabilidad inciden factores que exceden al ámbito del barrio. Igualmente, en las dinámicas barriales no solo opera la diversidad etnocultural, también la clase social, el género, el estatus migratorio y las dinámicas de racialización y etnificación, como se ha destacado tanto desde la interseccionalidad (Collins, 2015) como en los debates sobre la superdiversity (Foner et al., 2019). En los artículos de este monográfico se utilizan los términos de convivencia, coexistencia y convivialidad. Sin embargo, los diversos análisis comparten el consenso al que antes hacíamos referencia.
A nivel de barrio y municipio, las dinámicas que nos interesan se desarrollan y arraigan en la trama de sociabilidad que constituyen las relaciones vecinales y la participación barrial en espacios significativos de la vida cotidiana. A pesar de sus transformaciones, los barrios continúan siendo un espacio de construcción de relaciones sociales. En Francia, el 70% de los encuestados consideran las relaciones vecinales importantes y el 65-75% tienen prácticas significativas como realizar un pequeño servicio, invitar a casa, etc. (Authier y Cayouette-Remblière, 2021). En el caso de la inmigración en España, el 62% de los inmigrantes pertenece a redes sociales mixtas, muchas de ellas vecinales (Iglesias et al., 2020). En la misma línea, un estudio anterior en 18 barrios multiculturales de ciudades europeas mostraba que un 33% del vecindario inmigrante contaba con relaciones vecinales interétnicas fuertes, de amistad (Pratsinakis et al., 2017).
Las relaciones vecinales, entendidas como aquellas que tienen en el barrio su espacio privilegiado, tienen una amplia heterogeneidad y geometrías diversas. A efectos de las dinámicas que nos interesan pueden ser relaciones endogrupo o exogrupo, por sus participantes, y relaciones vecinales fuertes y débiles, adaptando los conceptos de Granovetter (1973), en función de su intensidad, relevancia y recursos (Torres y Gómez-Crespo, 2022). Las relaciones vecinales débiles, que se concretan en saludos, pequeños gestos de reconocimiento y en compartir los espacios y servicios públicos, suelen caracterizarse como banales, pero adquieren importancia cuando forman parte de la rutina cotidiana (Henning y Lieberg, 1996; Rose y Séguin, 2006; Pettigrew y Tropp, 2006) y cubren necesidades psicosociales como sentirse confortable, seguro y formando parte de nuestro entorno (Torres y Gómez-Crespo, 2022). Es la proximidad social creada por la trama de lazos vecinales, fuertes y débiles, lo que genera el barrio en su sentido socio-antropológico (Kearns y Parkinson, 2001; Grafmeyer, 2006; Giménez y Gómez-Crespo, 2015).
Otra dimensión de la sociabilidad barrial la podemos caracterizar como participación vecinal cuando se toma parte y se interviene en una acción o proceso, junto con otros vecinos y vecinas, que comporta prácticas y expresa opiniones, que tiene una finalidad u objetivo, y una temporalidad (Giménez, 2005). En este sentido, participar sería formar parte de la vida vecinal.
En un artículo anterior, Torres y Gómez-Crespo (2022), distinguimos entre participación informal y formal. Informal, aquella que se realiza sin la mediación de asociaciones y otras estructuras reglamentadas, lo cual no quiere decir que carezca de normas. Suele estar anclada en las prácticas cotidianas del habitar y, en muchos casos, suele adoptar un carácter repetitivo y reiterado en el tiempo. Los usos cotidianos de los espacios públicos en Russafa y Lavapiés (Torres y Gómez-Crespo, este monográfico) o la frecuentación de los comercios del barrio o municipio (Gómez-Crespo et al., este monográfico) son algunos ejemplos. En contraposición, la participación vecinal formal es aquella que se desarrolla a iniciativa del tejido asociativo, impulsada desde “abajo”, o de la administración, en procesos participativos desde “arriba”. En el caso francés, Bacqué y Biewener (2013) establecen como forma de democracia participativa, la participación institucional, de interpelación y de iniciativa.
La participación desde abajo puede adoptar una diversidad de formas, como iniciativas vecinales, actividades y campañas reivindicativas por un objetivo barrial, con incidencia en las relaciones vecinales, como se muestra en el caso de Russafa (Mompó et al., este monográfico) o en Las Fuentes (Gimeno et al., este monográfico). La participación desde arriba hace referencia a acciones e iniciativas de los consistorios que presentan, también, una amplia diversidad: desde proyectos urbanísticos hasta procesos categorizados como participación vecinal y gobernanza (Subirats, 2019). Este tipo de participación ha suscitado y suscita un balance ambivalente. En unos casos, se destaca sus aspectos positivos (Blanco y Ballester, 2011); en otros, se subraya sus condicionantes y la legitimación de políticas públicas que suponen (Letelier, 2018). En este monográfico, se presentan una diversidad de procesos de participación. En San Matías (Tenerife), las claves del impacto positivo de los proyectos comunitarios implementados residen a partir de la participación activa del vecindario, una orientación intercultural y de ciencia ciudadana y su continuidad en el tiempo (Zapata y Mesa, este monográfico), lo que contrasta con la sucesión de proyectos de renovación en El Cabanyal (Valencia), poco inclusivos con la diversidad y que acaban decepcionando a sus habitantes (Mompó et al.).
Viviendo juntos. Miradas cruzadas sobre la convivencia y su heterogeneidad en España
Este monográfico no es un estudio sistemático sobre cómo vivimos juntos en los contextos locales multiculturales en España. Sin embargo, el conjunto de los artículos sí nos apunta diversos elementos de interés.
En España continúa siendo muy relevante la copresencia residencial entre autóctonos e inmigrantes. El 84% de los inmigrantes reside en comunidades de vecinos donde la mitad son autóctonos o bien constituyen una amplia mayoría (Iglesias et al., 2020, p. 83), lo que propicia las relaciones. En las últimas dos décadas, el tono general de la convivencia cotidiana ha sido una coexistencia tranquila, pero distante, entre autóctonos e inmigrantes, (Giménez y Gómez-Crespo, 2015; Iglesias et al., 2020; Gómez-Crespo y Torres, 2020), con un lento avance hacia una mayor interrelación. En 2020, el 57,5% de la población decía tener “algunos” inmigrantes en su círculo de amistades (Rinken, 2021). Los artículos de este monográfico ratifican estos dos aspectos.
Esta coexistencia tranquila, que se mantuvo incluso durante los años más duros de la Gran Recesión, se calificó como la “excepción española”. Entre los factores explicativos cabría señalar el consenso socio-político contra los discursos antiinmigración; la posición subordinada de la gran mayoría de inmigrantes en la estructura social española; la acción universalista del Estado de Bienestar; los efectos positivos de años de copresencia tranquila y el desarrollo de relaciones sociales, etc. (Rinken, 2017; González-Enríquez, 2017). Algunos de estos factores se mantienen, otros se han debilitado y otros han desaparecido.
El aumento de la extrema derecha y la presencia parlamentaria de VOX ha legitimado y alimentado los discursos antiinmigración (Mariscal de Gante y Rinken, 2022), con evidentes impactos en la opinión pública y, en particular, en determinados contextos locales como muestra el artículo de Iglesias y Rodríguez-Calles (este monográfico), sobre Torre-Pacheco (Murcia) y Arangoiti (Bilbao). Otros factores se han debilitado. Un tercio de la población española no se ha recuperado de los impactos acumulados de la Gran Recesión y la postpandemia. La acción protectora y universalista de un estado de bienestar de baja intensidad, como el español, no alcanza a paliar y revertir la precarización y la exclusión, con claros impactos sociales particularmente en los barrios periféricos (FOESSA, 2022).
Uno de los indicadores de esta situación es la actual crisis social de vivienda en España, a la que se refieren diversos artículos. Moncusí et al. (este monográfico) analizan esta problemática desde la condición inmigrante en Els Orriols (Valencia) y Usera (Madrid) y las prácticas relacionales en las comunidades de vecinos. En Las Fuentes (Zaragoza), el deterioro de las viviendas más modestas, donde se concentra el vecindario más precario es un motivo de tensión, pero también de iniciativas conjuntas de denuncia y exigencia. En los seis barrios vulnerables de Madrid que estudian Barañano et al. (este monográfico), uno de los temores más recurrentes es la expulsión del barrio por el aumento espectacular del mercado inmobiliario y la pérdida del “ensamblaje de bienestar local” que se había conseguido. La expulsión no sólo afecta a los barrios vulnerables, sino también al vecindario popular, autóctono e inmigrante, en los barrios centrales en gentrificación y turistificación (Torres y Gómez-Crespo, este monográfico).
En esta situación, la convivencia puede orientarse en una doble tendencia contradictoria. Por un lado, un aumento de las tensiones soterradas y prejuicios étnicos ya existentes que enmascare los problemas reales. O bien, por otro lado, el surgimiento o la consolidación de dinámicas de cohesión vecinal basadas en los comunes intereses como vecinos. En ello influyen factores generales que exceden a los contextos locales y que remiten a la agenda política y la inmigración, el tratamiento de los mass media, las políticas sociales que se apliquen, nuevas dificultades económicas. Estamos en tiempos de incertidumbre.
A nivel de barrio tres aspectos pueden incidir para incluir o excluir al “otro” de las dinámicas de convivencia. En primer lugar, cómo se construya el malestar o el conflicto. Si se identifica con la dimensión etnocultural que apunta al inmigrante del Sur global como culpable, o bien se subraya su dimensión social, que afecta al conjunto del vecindario. Los discursos y los imaginarios que alimentan importan. Barba et al. (este monográfico) analizan los discursos y las alianzas en el barrio de San Francisco (Bilbao) y cómo la presencia de un entramado asociativo antirracista ha contribuido a contener los discursos xenófobos, con dinámicas que han generado diferentes alianzas intergrupales.
En segundo lugar, destacaríamos la actitud, prácticas y acciones, de los actores locales: vecindario, asociaciones y colectivos, profesionales de los servicios públicos territorializados, comerciantes, etc. Casi todos los artículos de este monográfico destacan una pluralidad de iniciativas, de campañas y procesos participativos impulsados por alianzas diversas de actores locales en barrios tanto centrales como periféricos. En términos generales, más allá del objetivo concreto de la iniciativa, los resultados han sido positivos en términos de tender puentes, relaciones vecinales y ambiente inclusivo. Otros no. Del análisis de procesos participativos en dos barrios de Valencia, Mompó et al. (este monográfico) señala cuatro condiciones: partir de la realidad del barrio, que los objetivos sean relevantes, que haya una unidad básica y que se incorpore una orientación práctica intercultural. Otros actores y formas de participación informal suelen pasar desapercibidos, pero también son relevantes. Gómez et al. (este monográfico) muestran la relevancia del comercio barrial como nodos y favorecedores de relaciones.
Un tercer factor, pero no menos importante, lo constituyen las políticas públicas. Diversos artículos señalan como la acción, no siempre positiva, o la inacción de la administración local es clave en el desarrollo de la convivencia vecinal. Subrayar el papel de los actores locales no puede eximir a la administración, local, autonómica y estatal, de sus responsabilidades. Necesitamos políticas públicas que limiten la desigualdad, la extensión de la precariedad y fortalezcan tanto los servicios públicos como las dinámicas inclusivas y de cohesión que se derivan de la vida cotidiana.
Los artículos de este monográfico
Los artículos de este monográfico ofrecen una diversidad de lecturas sobre las dinámicas y relaciones vecinales. Esta presentación agrupa, primero, las contribuciones que se centran más en las relaciones vecinales en distintos ámbitos locales, y, posteriormente, los artículos que se focalizan más en discursos, procesos participativos e intervención comunitaria.
La contribución de Albert Moncusí, Rocío Nicolás y Carlos Peláez, Condición inmigrante y vivienda: inclusión diferencial y lazos vecinales en los edificios de Els Orriols (València) y Usera (Madrid), analiza los problemas de la vivienda desde la condición inmigrante y las relaciones en las comunidades de vecinos en estos dos espacios periféricos. Su análisis se centra en las interacciones cotidianas que favorecen el reconocimiento personal y social y prácticas de apoyo mutuo, que pueden contribuir a afrontar situaciones de discriminación y que, de sostenerse en el tiempo, pueden generar lazos vecinales fuertes.
El artículo de Chabier Gimeno, Elisa Esteban y Sandra Romero, “Nos estamos separando”: efectos del cambio demográfico y económico sobre las relaciones vecinales en un barrio obrero, analiza el proceso de precarización del barrio periférico de Las Fuentes (Zaragoza) y la convivencia. El artículo muestra que los microespacios generados alrededor de los servicios públicos y la acción de estos favorecen la convivialidad. Mientras el abandono de las políticas públicas, particularmente de la renovación de la vivienda en mal estado, favorece nuevas tensiones y la activación del prejuicio étnico grupal, aunque este es menor entre la población más joven.
La contribución de Margarita Barañano, Pedro Uceda y Carlos Rivas-Mangas, Arraigo local, ensamblajes de bienestar y cuidados de personas inmigrantes en barrios vulnerables de Madrid, analiza en seis barrios madrileños cómo el arraigo residencial del vecindario inmigrante facilita su participación en los ensamblajes locales de bienestar y viceversa. Estos ensamblajes de bienestar, que constituyen soportes existenciales y sociales, incluyen las relaciones familiares y de amistad, las relaciones vecinales tanto endogrupo como exogrupo, y las relaciones tejidas alrededor de infraestructuras locales, espacios públicos, y servicios (colegios, centros de culto, comercios…). Se considera también la feminización de estas interacciones y la incidencia de la diversidad interna del vecindario inmigrante.
El artículo de Paloma Gómez, Yaiza Pérez y Francisco Torres, Dinámicas de sociabilidad y tejido comercial: una comparación entre contextos locales multiculturales, compara dos barrios centrales en gentrificación y turistificación, Russafa y Lavapiés, en Valencia y Madrid, un barrio de la periferia obrera madrileña, Caño Roto, y un municipio periurbano valenciano, Carcaixent. De acuerdo con sus resultados, el comercio contribuye a fortalecer la sociabilidad barrial y facilitar los lazos vecinales cuando se implica en su cotidianidad, participa en eventos vecinales y se mantiene en el tiempo. En cambio, debilita la sociabilidad barrial si el comercio se percibe como ajeno a la vida vecinal.
La contribución de Francisco Torres y Paloma Gómez, Relaciones vecinales, gentrificación y turistificación en barrios multiculturales centrales: reflexiones a partir de Russafa (Valencia) y Lavapiés (Madrid), aborda de forma comparativa las transformaciones de estos dos barrios en los últimos veinte años. Nuestros principales resultados muestran la diversidad de los procesos de gentrificación, más avanzado en el caso de Russafa y menor en el caso de Lavapiés, con una situación compleja donde se combinan vulnerabilidad, gentrificación y turistificación. En estos años se ha consolidado, no sin tensiones, una diversidad de relaciones vecinales en las que están integrados vecinos y vecinas de los diferentes grupos.
El artículo Factores que explican la coexistencia tranquila entre inmigrantes y nativos en barrios populares españoles. Los casos de Arangoiti (Bilbao) y Torre Pacheco (Murcia), de Luis Rodríguez-Calles y Juan Iglesias, compara un barrio obrero bilbaíno y un municipio agroexportador murciano. El artículo constata la hegemonía en España de la coexistencia tranquila y sus factores explicativos. Sin embargo, se constatan diferencias entre Arangoiti, con copresencia cotidiana y redes sociales mixtas, y Torre Pacheco, con menor contacto intergrupal y mayor prejuicio étnico. Los autores destacan como causas la intensa segregación residencial en Torre Pacheco y la dependencia de su actividad económica del mantenimiento del carácter subordinado, flexible y precario, de la mano de obra inmigrante.
La contribución de Mikel Barba, Amaia García-Azpuru y Asier Arcos-Alonso, Participación política, coaliciones de discurso y relaciones intergrupales en espacios diversos. El caso del barrio San Francisco en Bilbao, nos sitúa en un barrio popular central, donde distintas formas de participación política y un tejido asociativo antirracista generan coaliciones de discursos, que han facilitado la articulación de relaciones intergrupales, la desculturización de los conflictos y la contención de los discursos xenófobos. Sin embargo, advierten de los límites de la participación local si el mercado de trabajo, el mercado inmobiliario y el sistema educativo, continúan generando procesos de segregación y discriminación.
El artículo Procesos participativos, relaciones vecinales y diversidad sociocultural. Un análisis crítico en dos barrios de Valencia de Eva Mompó, Francisco Torres y Vicent Horcas, compara los procesos participativos en El Cabanyal, impulsados desde el Ayuntamiento, y en Russafa, a iniciativa de su tejido asociativo, indagando en sus efectos en las dinámicas de inclusión y exclusión de la diversidad sociocultural. Desde ese punto de vista, el artículo analiza los puntos fuertes y débiles de los procesos participativos, “desde arriba” y “desde abajo”, y destaca factores que pueden facilitar que estos procesos fomenten una convivencia más inclusiva en barrios multiculturales.
La contribución de Tomás Rojas-Valenzuela, Alex Govers-López y Jose Mansilla, Ordenando la ciudad: dispositivos territoriales e intervenciones comunitarias en L’Hospitalet de Llobregat, presenta una genealogía de la gestión de la convivencia en el siglo XXI en esta ciudad, con diferentes planes y programas. Unos de tipo urbanístico y refuerzo comunitario en los barrios obreros, más degradados y con mayor vecindario inmigrante. Otros de regulación de la convivencia, normativizando los usos de los espacios públicos con una diversidad de dispositivos, preventivos y securitarios. Las lógicas de esta regulación tienden a invisibilizar las condiciones estructurales que determinan las relaciones de convivencia y las diferentes posiciones de poder y recursos del vecindario.
El artículo Construcción de comunidad en barrios de inmigración diversificada: San Matías en la conurbación capitalina de Tenerife, de Vicente Zapata y Alexis Mesa, presenta la evolución de este barrio, fundado hace tres generaciones, desde un territorio periférico y despoblado a una comunidad diversa, aunque cohesionada. Este proceso se ha asentado en la organización vecinal, la solidaridad y un fuerte relevo generacional. Las entidades sociales, las redes de apoyo mutuo y una diversidad de procesos comunitarios, basados en un modelo de ciencia ciudadana, han tenido un papel clave en el fortalecimiento de las relaciones, promoviendo la integración del vecindario inmigrante y la mejora de la vida comunitaria.
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Introducción
La relevancia de los contextos locales multiculturales y sus transformaciones en España
Convivencia, relaciones vecinales y participación barrial
Viviendo juntos. Miradas cruzadas sobre la convivencia y su heterogeneidad en España
Los artículos de este monográfico