Redimir el Concilio de su fugacidad

Resumen

No faltan voces que animan a mantener viva la memoria del Vaticano II (1962-65). Ello indica, entre otras cosas, que el acontecimiento conciliar se encuentra sometido a un rápido proceso de olvido. Tampoco faltan voces que reclaman la celebración de un Vaticano III. En una y otra demanda palpitan dos preguntas más radicales: qué ha sido el Concilio y qué ha sido del Concilio. Voy a tratar de responder a ambas evocando las crónicas periodísticas que, entre 1964 y 1967, escribiera Gonzalo Torrente Ballester en el Faro de Vigo, y que han sido recopiladas bajo el título genérico de Memorias de un inconformista. Esas páginas constituyen un magnífico espejo del Concilio salido de la pluma de un laico, «a quien las cosas de la Iglesia preocupan y angustiaron no pocas veces», redactadas con la intención de «redimir la noticia de la fugacidad» y pueden servir, en su tanto, para redimir el Concilio del olvido.