Reformar la ONU
Abstract
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) adolece de fallos en su estructura. Por ello ha cosechado serios fracasos. Lo lógico sería reformarla. Es lo que ha propuesto Kofi Annan, su secretario general. Paradójicamente, los más críticos con la Organización podrían ser también los que más se opongan a la reforma. Quienes fundaron la ONU, en octubre de 1945, tras seis millones y medio de judíos exterminados en los campos de concentración, dos bombas atómicas lanzadas sobre poblaciones civiles y más de 100 millones de muertos en las dos guerras mundiales del siglo, estaban convencidos de que necesitaban un organismo multinacional capaz de poner freno a la barbarie. Hoy se sigue muriendo injusta y masivamente. Y no será la acción unilateral de los Estados —ni siquiera la de la primera superpotencia— la que consiga detener esta hecatombe. Sólo una aduación conjunta de todos ellos —con las dificultades que implica tal empresa— tiene alguna posibilidad de conseguirlo.
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