Funcionarios: ¿una especie en vías de extinción?
Abstract
El sempiterno «problema de la Administración» que tanto preocupa a políticos, tratadistas, sindicalistas, empresarios, sesudos analistas..., y sobre todo al ciudadano «de a pie», que es al final quien sufre las consecuencias y los efectos de una buena o mala Administración (y quien costea con su dinero su funcionamiento), a la vista de los numerosos estudios y análisis económicos, jurídicos, sociológicos y de todo tipo, parece que se reduce a una cuestión de funcionarios, al «problema de los funcionarios». A las puertas del tercer milenio, en una sociedad postindustrial donde lo que prima es la información y la cultura del ocio y el esparcimiento; donde la economía ha pasado a estar dominada por un cada vez más poderoso sector terciario o de servicios frente a los sectores productivos tradicionales; donde las formas políticas democráticas de raíz liberal han ido extendiéndose y consolidándose en casi todos los rincones del planeta..., la figura del funcionario ha ido perdiendo fuerza y sentido, al menos en su concepción tradicional. La sociedad necesita otro tipo de funcionarios que desarrollen otro tipo de tareas con una concepción moderna de la Función Pública. Necesitamos desarrollar un nuevo modelo de funcionario, pero sobre todo se necesitan muchos menos funcionarios.
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